Parte I Capítulo 2
El Señorío de Bizcaya. Primera parte


CAPÍTULO II

Religion.

UN gran escritor español decia, no hace aun muchos años, que al compás que disminuye la fé se disminuyen las verdades en el mundo; y que la Sociedad que vuelve la espalda á Dios, vé ennegrecerse de súbito, con aterradora oscuridad, todos sus horizontes; añade que por eso la religion ha sido considerada en todos tiempos como el fundamento indestructible de las Sociedades humanas.

Jenofonte escribió: las ciudades y Naciones más piadosas, han sido siempre las más duraderas y más sabias. ¡Qué verdad encierran estas palabras! Roma extiende su dominio por todo el Orbe, invocando la proteccion de sus Dioses, y si fue el pueblo más grande, lo debió á ser el más religioso: apenas decaen sus sentimientos, prostituyéndose sus costumbres y re- [pag 18] lajando sus creencias, la República muere sucediéndola un Imperio degradado, en medio de una sociedad corrompida, que mira impasible como aquel colosal poderío se deshace en mil y mil girones.

Cuantos gobiernos y legislaciones se han creado apoyándose en la negacion de la idea religiosa, en el descreimiento ó el ateismo, han caido estrepitosamente apenas nacieron, sin dejar tras de sí mas que despojos informes, triste recuerdo de un objeto mas disforme aún. Les faltaba una base, un punto de apoyo en que sostenerse, un centro comun del que irradiaran todos los accidentes, convergiendo á un solo fin las diversas fuerzas que lo constituian, y se spultaron en le abismo al más ténue soplo de contrario viento.

Es una verdad demostrada que ningun pueblo puede subsistir sin religion, porque sin vínculos morales, sin la idea de otra vida superior á la terrestre, la sociedad, presa de sus pasiones, de sus ódios y de sus vicios, perece en medio de la más espantosa anarquia. La Religion es el valladar que se opone á los apetitos del hombre; por eso, el pueblo más moral, más sensato y mejor constituido, es el pueblo que más fielmente observa los preceptos religiosos, y, digámoslo en justo elogio del Bascongado, pocos pueblos en la tierra han visto confirmada esta verdad más plenamente que la region Euskara.

Comprendiendo el pueblo bascongado que en la práctica de las virtudes estriba la energia moral, dócil por naturaleza al principio de autoridad, escuchó siempre con agrado las enseñanazas religiosas, penetrado de que quien cumple con sus deberes en la esfera moral, tiene mucho adeñantado para hacer respetar sus derechos en el mundo.

Consignemos, pues, que el Bascongado es profunda y sinceramente religioso por conviccion, y que entre sus grandes cualidades resalta esta como la primera y más principal.

¿Qué religion observaron los Bascos en las primeras edades de su existencia como nacion? Si hemos de creer la tradicion de que Tubal pobló estas montañas, y en todo caso que, sino Tubal, fue alguno de sus descendientes, no hay razon alguna para oponer á la halagüeña creencia de que enseñó á sus primitivos pobladores las leyes y los preceptos divinos, que los venerables Patriarcas practi- [pag 19] caban como emanados del mismo Dios. Es decir, que admitida esta tradicion, habrá de convenirse en que los Euskaros practicaron y adoraron siempre la Religion verdadera, porque los preceptos de los Patriarcas, sus doctrinas, su reconocimiento de un solo Dios verdadero, Criador de Cielos y tierra, constituia en aquellos tiempos la unica Religion verdadera.

Para nosotros, aun prescindiendo del testimonio de los autores, esta version debe aceptarse sin vacilar, porque siendo indudable que la poblacion de Cantabria se realizó muchos siglos antes de los tiempos históricos, y habiéndose aislado los euskaros de todas las otras razas que poblaron la España y no dejándose dominar de las Naciones que ocuparon la Península, no cabe ni la duda siquiera de que debieron conservar pura y sin mezcla la Religion de sus primemeros Padres. Ahora bien: la idolatría y todas las falsas religiones surgieron en el mundo mucho despues de la dispersion de los descendientes de Noé: si, pues, los euskaros se conservaron sin relaciones con los pueblos vecinos, si vivieron aislados, ¿pudieron observar otra Religion que la única verdadera que aprendieron de los inmediatos sucesores de los Patriarcas?

Refractario por temperamente el pueblo bascongado á toda novedad, y más aun en el terreno religioso, ¿es creible aceptaran y acogieran las patrañas de la idolatría, cuando profesaban una doctrina tan sencilla, tan ajustada á sus creencias y tan en armonía con su vida retraida y modesta?

Reflexiones son estas que inducen á sentar como un hecho cierto que instruido el pueblo bascongado en los preceptos religiosos de las primeras edades del mundo, practicándolos con la fé y la conviccion que le distinguen, no los abandonó hasta la venida del Cristianismo, en el que halló, no solo la confirmacion plenísima de todas las verdades que conocia, sino la redencion de la humanidad, ofrecida por Dios á los primeros hombres.

Garibay en su Compendio historial, el P. Cortés Osorio y otros varios autores, afirman este hecho, y el P. Puente en su Conveniencia de las dos monarquias, agrega que Tubal instruyó á sus descendientes en la noticia de un Dios, dándoles ceremonias religiosas para honrarle con la debida reverencia, etc. Pruebas claras existen, [pag 20] además, de que así debió ser. El hecho, ya por nadie negado, de que niguna de las razas que sojuzgaron á España lograron penetrar en las escabrosidades de Cantabria, pues ni los Celtas, Fenicios, Caldeos, Griegos, Cartagineses y Romanos, que sucesivamente fueron invadiendo la Península, dominaron estas montañas, ¿no indica que esas Naciones no pudieron introducir en Cantabria su religion, cuando no alcanzaron á llevar sus armas?

Ese nombre bellísimo de Jaungoicoa, Señor de arriba, con que los euskaros adoraban al Dios único que reconocian, ¿no es el Dios de Abrahan, el que Isaias llama Dios escondido, Lucano Dios incierto, y el mismo que predica San Pablo en Atenas ante aquella inscripcion al Dios no conocido? Iturriza, de quien tomamos esta idea, la afirma, apoyado en la opinion de otros autores.

El hecho de tener en gran veneracion el signo del Lauburu, cuatro cabezas ó extremidades, que es la figura de la Cruz, ¿no es indicio de que conservaban la tradicion de la enseñanaza de Tubal, quien la aprendio de Noé y de su Madre la Sibila Heretria, del misterio de nuestra redencion en la Cruz? ¿Cómo se explica de otro modo la alegria con que sufrian la muerte en la Cruz, segun dice Estrabon?

Dígase lo que se quiera, lo positivo es que los Euskaros no adoraron á los falsos Dioses, es decir, no conocieron los llamados Dioses de la Mitología pagana y veneraron á un solo Dios, á su Jaungoicoa, y si esto no era una especie de profecía, habrá de concederse, cuando menos, que constituye una excelente preparacion para admitir las verdades del Evangelio, en cuanto les fueran reveladas.

Y así sucedió en efecto: Apenas terminada la colosal guerra que sostuvieron contra César y en plena tranquilidad los Euskaros, escucharon las predicaciones de Santiago el Mayor, San Pablo, San Saturnino y San Fermin, según lo dicen el P. Henao y Garibay, y desde luego acogieron la nueva doctrina, ingresando sin vacilar en la grey católica. ¿Y cómo no, si era la buena nueva que esperaban siglos hacía? ¿Cómo rechazar una religion de paz y de caridad, cuyos principios se amoldaban á los que ellos profesaron siempre, y que empezaba por hablarles de su Jaungoicoa, como Señor de [pag 21] Cielo y tierra, muerto en una Cruz por redimir á la humanidad, á ellos que acataban y veneraban su Lauburu, como signo de redencion? Cantabria fué, pues, cristiana, casi desde que la luz del nuevo Evangelio iluminó al mundo, y lo fué con la decision, constancia y fé que distingue á este pueblo, penetrado de que el catolicismo es el áncora de su salvacion.

Y tan intensa fué la conviccion con que abrazaron el Cristianismo, que los euskaros pueden decir son los únicos que no han prevaricado, que jamás han faltado á su Religion sacrosanta, única que han profesado y profesan.

Invaden los Godos la España y se apoderan de ella, luchando por arrojar de la Península á los Romanos; no conquistan la Cantabria, pero desean su amistad y su alianza. Empero los Godos han aceptado la heregía de Arrio, y los euskaros, que aprecian ante todo y sobre todo su amada fé religiosa. rehuyen todo trato con los Godos, manteniéndose fieles á su amistad con Roma. Llega el Concilio 3.º de Toledo; los Godos confiesan su fé católica, abjurando sus errores: se ordena que en todos los dominios de la Monarquía se observe y guarde la Religion verdadera, y los Cántabros les tienden su mano amiga, uniéndose con estrechos lazos á los Godos, en 626, durante el reinado de Flavio Suintila, cuyas virtudes contribuyen mucho á este gran resultado.

La irrupcion Sarracena cambia de raíz el estado social de la Península, pero no consigue subyugar á los Euskaros, que resisten valerosamente la invasion, luchando por su Dios y su libertad, y ayudando á Pelayo y sus heróicos compañeros en la gloriosa empresa de la reconquista. Los Mahometanos no ponen sus plantas en el solar bascongado y mucho menos imponen su bastarda religion á los euskaros, que conservan la pureza de su fé, mereciendo que en la Crónica del Rey D. Alfonso se diga de ellos: estos quísolos Dios guardar para lumbre de la cristiandad, e de los sus siervos que no se amatase del todo en España.

No basta ciertamente que un País profese la verdadera religion, sino que debe procurar conservarla con toda su pureza, alejando hasta el temor de que se pervierta la fé de sus habitantes. Mas claro; no es suficiente ser católico, sino se procura por el esplendor de la [pag 22] Religion y porque no se perviertan las ideas por el roce con quienes profesen otras doctrinas. La idea religiosa debe conservarse pura en el corazon del pueblo, y si para ello precisa dictar leyes especiales, no debe vacilarse en adoptarlas.

Los Bizcainos habían sacado á salvo su Religion de los embates de la fuerza; vencida ésta, entran en una faz muy diversa; deben luchar en el terreno de la legislacion y de la política, pero no ceden de su derecho y se aprestan decididos á mantener la unidad religiosa, prenda la más querida de este noble pueblo.

Los Bascongados conservan la pureza de su religion, precaviéndose de admitir forasteros en su territorio, y aunque esta costumbre inmemorial, ley respetable siempre en este solar, no podia ser alterada sino por el voto del pueblo; no obstante, los descendiente de los judios y mahometanos, recientemente convertidos, pretendieron quebrantarla, alegando en su favor la Ley VI, tit. 24, Partida 7.ª, que hablando de ellos, dice: E que pueda haber todos los oficios, é las honras, que han todos los otros cristianos, y la III, tit. 3.º, libro 8.º de la Recompilacion, promulgada en 1501 por los Reyes Católicos, y la I, tit. 9, lib. 7.º de la Recompilacion publicada en 1480, que prevenia que cada uno pudiese pasar libremente á vivir de unos lugares á otros. Mas el Señorío, con el tesón de sus antiguos pobladores, sostuvo sus derechos; hizo ver la notable injuria que recibiria con la observancia de esas leyes, el peligro que corria la fé católica, pues la experiencia acreditaba que los recien convertidos no eran constantes en la fé; y con tanto y tanto empeño gestionaron, tal afan mostraron en su resolucion, tal energía desplegaron, que la Reina D.ª Juana, por Real Cédula de 8 de Setiembre de 1511, ordenó mantener al Señorío en su antigua costumbre de no admitir en sus tierras gente extraña si sospechosa; título nobilísimo que Bizcaya agregó á los muchos servicios que lleva prestados á la fé religiosa, el timbre más glorioso y característico del libre pueblo bascongado, que en su Dios y en sus Fueros encierra todo el misterio de la grandeza de su constitucion y vida social.

Temerosos los bizcainos de que la provision de D.ª Juana se alterara algun dia, y queriendo fuera eternamente inviolable, esta- [pag 23] blecieron y recopilaron en el Fuero, al tiempo de su reforma en 1526, tres Leyes, de las que copiaremos dos, pues la siguiente redúcese á trascribir la Provision Real de D.ª Juana. La Ley XIII del Tit. 1.º, dice así:

En Vizcaya no se avecinden los que fueren del linaje de judios et moros et como los que venieren han de dar informacion de su Linaje.

«Otrosi, dijeron: Que por quanto todos los dichos vizcainos son Hombres Hijos Dalgo y de Noble Linaje et limpia Sangre, et tenian de sus Altezas Merced y Provission Real, sobre, y en razon, que los nuevamente convertidos, de Judios, é Moros, ni Decendientes, ni de su Linaje, no puedan vivir ni morar en Vizcaya, la qual dicha Provission Real esta en este Fuero. Porque algunos pueden venir de Reinos y Señorios, assi de Portugal, como de otras partes remotas ó destos mismos Reinos de Castilla; é no siendo conocidos ni haviendo noticia de su Linaje y Genealogia se podria cometer fraude contra la dicha Merced et Provission: é por evitar el dicho fraude dixeron: Que querian haber por Ley é Fuero que qualquier que assi viniere á morar y á avenzindar á Vizcaya, tierra llana é Villas y Ciudad y Encartaciones é Durango, sea tenudo de dar Informacion bastante al Corregidor y Veedor del dicho Condado ó á su Teniente, juntamente con los dos Diputados de este Condado, de su Linaje y Genealogia: Por la qual parezca é se averigue ser de limpia Sangre, y no de Judios, ni Moros ni de su Linaje, la qual dicha Informaccion dé, y preste dentro de sesenta dias, despues que ansi entrare en Vizcaya á ser vezino de ella; sopena que no la dando y prestando, que si perseverare en la dicha vecindad, viviendo en Vizcaya, de mas de los seis meses contenidos en la dicha Merced y Provission, caya é incurra en las penas de ella.»

«Otrosi dixeron: que ordenaban é ordenaron y establecian por Ley é Fuero, que la dicha Provission Real de suso contenida, por ser, como es, muy necessaria al Servicio de Dios y de sus Magestades, e á la equi- [pag 23] dad, é sosiego de las conciencias de los Vecinos et Moradores del dicho Condado, que sea guardada en todo, é por todo. Y si por ventura, alguno, ó algunos de los tales nuevamente Convertidos, ó sus hijos, ó nietos negociarian de haber alguna Cédula, ó Merced de sus Magestades, para que estén, y vivan en el dicho Condado, sin embargo de la dicha Provission Real: y esto será desservicio de Dios, y de sus Magestades, é gran perjuicio et daño de los vecinos de Vizcaya. Por ende, que por obviar lo suso dicho, ordenaban y ordenaron, y establecian por Ley; que si alguno de los susodichos tales Cédulas, ó Provissiones tienen ganadas, ó ganaren, é mostraren; QUE SEA OBEDECIDA, Y NO CUMPLIDA, é sin embargo de lo tal, se guarde é cumpla la sobredicha Provission. Y que el Sindico del Condado á costa del dicho Condado siga la Suplicacion de la tal Cédula, y haga todos los actos necesarios para ello: é al dicho Sindico, ó sindicos, que son, ó fueren, les daban, é dieron especial cargo, é poder, para que con mucha diligencia soliciten, é procuren la guarda, y conservacion de la dicha Provission, é ordenacion.» (Ley XV, tit. 1.º)

No bastaba á los bizcainos establecer la unidad religiosa con mandatos categóricos y expresivos, que aunque sencillos en la frase, son gradilocuentes y sublimes por el espíritu que los preside y la intencion que los guia; querian más, mucho más; deseaban asegurar para los tiempos venideros esa unidad, garantía de su libertad; esa unidad por la que tanto habian sufrido, querian que nunca pudiera romperse, que jamás se alterara, y para lograrlo ordenan, por al Ley XV, ya copiada, que por ser la Provision Real de D.ª Juana, muy necesaria al servicio de Dios, y á la equidad y sosiego de las conciencias de los vecinos y moradores de Bizcaya, si alguno ganare provision en contrario, fuese obedecida y no cumplida, y que el Síndico del Señorío, á costa del comun, siga la suplicacion, y haga todos los actos necesarios para la observancia de dicha Real Cédula.

Bizcaya tiene como Patrona celestial á la Santísima Vírgen, en [pag 24] el misterio de su Inmaculada Concepcion, y como Compatrono al insigne San Ignacio de Loyola, á ese Soldado esclarecido de las milicias de Dios, fundador de la compañía de Jesús, una de las más celosas é ilustres órdenes religiosas.

Un detalle que pone de relieve los sentimientos religiosos del pueblo bizcaino. No contento con celebrar todos los años fiestas solemnes en obsequio á la Vírgen María; ni con que sus Diputaciones generales tomen posesion y juren el cargo el dia de San Ignacio, en la funcion que le dedica el Señorío, como tributo de veneracion, por acuerdo de la Junta general del 17 de mayo de 1690, empezado á cumplirse en 31 de Julio de 1696, despues de obtenida la Real confirmacion de la Ordenanza de la Junta general; no satisfecho con prestar el juramento de defender el misterio de la Concepcion, hasta que por la declaracion dogmática de 1854, se declaró innecesario, las sesiones de sus Juntas generales daban comienzo celebrándose diariamente en el altar de la Purísima, colocado en el Salon de Juntas, el Santo Sacrificio de la Misa, para invocar la luz del Espíritu Santo en sus deliberaciones.

Es la prueba más elocuente de la religiosidad de Bizcaya y de cómo ha logrado conservar su fé, limpia de toda infeccion.

El pueblo bizcaino se deja, pues, guiar por las verdades de la Religion. Católico por excelencia, es el pueblo fiel y celoso por la gloria de Dios y propagacion del Evangelio. La Religion ha penetrado profundamente en su vida pública y privada, el espíritu católico anima á sus legisladores, como á sus habitantes, desde el recinto augusto de la Antigua de Guernica, hasta la última casería; es, en una palabra, el pueblo que tiene al Señor por su Dios.











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