UN
gran escritor español decia, no hace aun muchos años, que
al compás que disminuye la fé se disminuyen las verdades
en el mundo; y que la Sociedad que vuelve la espalda á Dios,
vé ennegrecerse de súbito, con aterradora oscuridad,
todos sus horizontes; añade que por eso la religion ha sido
considerada en todos tiempos como el fundamento indestructible de las
Sociedades humanas.
Jenofonte escribió: las
ciudades y Naciones más piadosas, han sido siempre las
más duraderas y más sabias. ¡Qué
verdad encierran estas palabras! Roma extiende su dominio por todo el
Orbe, invocando la proteccion de sus Dioses, y si fue el pueblo
más grande, lo debió á ser el más
religioso: apenas decaen sus sentimientos, prostituyéndose sus
costumbres y re- [pag 18]
lajando sus creencias, la República muere sucediéndola un
Imperio degradado, en medio de una sociedad corrompida, que mira
impasible como aquel colosal poderío se deshace en mil y mil
girones.
Cuantos gobiernos y legislaciones se han creado apoyándose en la
negacion de la idea religiosa, en el descreimiento ó el ateismo,
han caido estrepitosamente apenas nacieron, sin dejar tras de sí
mas que despojos informes, triste recuerdo de un objeto mas disforme
aún. Les faltaba una base, un punto de apoyo en que sostenerse,
un centro comun del que irradiaran todos los accidentes, convergiendo
á un solo fin las diversas fuerzas que lo constituian, y se
spultaron en le abismo al más ténue soplo de contrario
viento.
Es una verdad demostrada que ningun pueblo puede subsistir sin
religion, porque sin vínculos morales, sin la idea de otra vida
superior á la terrestre, la sociedad, presa de sus pasiones, de
sus ódios y de sus vicios, perece en medio de la más
espantosa anarquia. La Religion es el valladar que se opone á
los apetitos del hombre; por eso, el pueblo más moral,
más sensato y mejor constituido, es el pueblo que más
fielmente observa los preceptos religiosos, y, digámoslo en
justo elogio del Bascongado, pocos pueblos en la tierra han visto
confirmada esta verdad más plenamente que la region Euskara.
Comprendiendo el pueblo bascongado que en la práctica de las
virtudes estriba la energia moral, dócil por naturaleza al
principio de autoridad, escuchó siempre con agrado las
enseñanazas religiosas, penetrado de que quien cumple con sus
deberes en la esfera moral, tiene mucho adeñantado para hacer
respetar sus derechos en el mundo.
Consignemos, pues, que el Bascongado es profunda y sinceramente
religioso por conviccion, y que entre sus grandes cualidades resalta
esta como la primera y más principal.
¿Qué religion observaron los Bascos en las primeras
edades de su existencia como nacion? Si hemos de creer la tradicion de
que Tubal pobló estas montañas, y en todo caso que, sino
Tubal, fue alguno de sus descendientes, no hay razon alguna para oponer
á la halagüeña creencia de que enseñó
á sus primitivos pobladores las leyes y los preceptos divinos,
que los venerables Patriarcas practi- [pag
19] caban como emanados del mismo Dios. Es decir, que admitida
esta tradicion, habrá de convenirse en que los Euskaros
practicaron y adoraron siempre la Religion verdadera, porque los
preceptos de los Patriarcas, sus doctrinas, su reconocimiento de un
solo Dios verdadero, Criador de Cielos y tierra, constituia en aquellos
tiempos la unica Religion verdadera.
Para nosotros, aun prescindiendo del testimonio de los autores, esta
version debe aceptarse sin vacilar, porque siendo indudable que la
poblacion de Cantabria se realizó muchos siglos antes de los
tiempos históricos, y habiéndose aislado los euskaros de
todas las otras razas que poblaron la España y no
dejándose dominar de las Naciones que ocuparon la
Península, no cabe ni la duda siquiera de que debieron conservar
pura y sin mezcla la Religion de sus primemeros Padres. Ahora bien: la
idolatría y todas las falsas religiones surgieron en el mundo
mucho despues de la dispersion de los descendientes de Noé: si,
pues, los euskaros se conservaron sin relaciones con los pueblos
vecinos, si vivieron aislados, ¿pudieron observar otra Religion
que la única verdadera que aprendieron de los inmediatos
sucesores de los Patriarcas?
Refractario por temperamente el pueblo bascongado á toda
novedad, y más aun en el terreno religioso, ¿es creible
aceptaran y acogieran las patrañas de la idolatría,
cuando profesaban una doctrina tan sencilla, tan ajustada á sus
creencias y tan en armonía con su vida retraida y modesta?
Reflexiones son estas que inducen á sentar como un hecho cierto
que instruido el pueblo bascongado en los preceptos religiosos de las
primeras edades del mundo, practicándolos con la fé y la
conviccion que le distinguen, no los abandonó hasta la venida
del Cristianismo, en el que halló, no solo la confirmacion
plenísima de todas las verdades que conocia, sino la redencion
de la humanidad, ofrecida por Dios á los primeros hombres.
Garibay en su Compendio historial,
el P. Cortés Osorio y otros varios autores, afirman este hecho,
y el P. Puente en su Conveniencia de
las dos monarquias, agrega que Tubal
instruyó á sus descendientes en la noticia de un Dios,
dándoles ceremonias religiosas para honrarle con la debida
reverencia, etc. Pruebas claras existen, [pag 20] además, de que
así debió ser. El hecho, ya por nadie negado, de que
niguna de las razas que sojuzgaron á España lograron
penetrar en las escabrosidades de Cantabria, pues ni los Celtas,
Fenicios, Caldeos, Griegos, Cartagineses y Romanos, que sucesivamente
fueron invadiendo la Península, dominaron estas montañas,
¿no indica que esas Naciones no pudieron introducir en Cantabria
su religion, cuando no alcanzaron á llevar sus armas?
Ese nombre bellísimo de Jaungoicoa,
Señor de arriba, con que los euskaros adoraban al Dios
único que reconocian, ¿no es el Dios de Abrahan, el que
Isaias llama Dios escondido,
Lucano Dios incierto, y el
mismo que predica San Pablo en Atenas ante aquella inscripcion al Dios no conocido? Iturriza, de
quien tomamos esta idea, la afirma, apoyado en la opinion de otros
autores.
El hecho de tener en gran veneracion el signo del Lauburu, cuatro cabezas ó
extremidades, que es la figura de la Cruz, ¿no es indicio de que
conservaban la tradicion de la enseñanaza de Tubal, quien la
aprendio de Noé y de su Madre la Sibila Heretria, del misterio
de nuestra redencion en la Cruz? ¿Cómo se explica de otro
modo la alegria con que sufrian la muerte en la Cruz, segun dice
Estrabon?
Dígase lo que se quiera, lo positivo es que los Euskaros no
adoraron á los falsos Dioses, es decir, no conocieron los
llamados Dioses de la Mitología pagana y veneraron á un
solo Dios, á su Jaungoicoa,
y si esto no era una especie de profecía, habrá de
concederse, cuando menos, que constituye una excelente preparacion para
admitir las verdades del Evangelio, en cuanto les fueran reveladas.
Y así sucedió en efecto: Apenas terminada la colosal
guerra que sostuvieron contra César y en plena tranquilidad los
Euskaros, escucharon las predicaciones de Santiago el Mayor, San Pablo,
San Saturnino y San Fermin, según lo dicen el P. Henao y
Garibay, y desde luego acogieron la nueva doctrina, ingresando sin
vacilar en la grey católica. ¿Y cómo no, si era la
buena nueva que esperaban siglos hacía? ¿Cómo
rechazar una religion de paz y de caridad, cuyos principios se
amoldaban á los que ellos profesaron siempre, y que empezaba por
hablarles de su Jaungoicoa,
como Señor de [pag 21]
Cielo y tierra, muerto en una Cruz por redimir á la humanidad,
á ellos que acataban y veneraban su Lauburu, como signo de redencion?
Cantabria fué, pues, cristiana, casi desde que la luz del nuevo
Evangelio iluminó al mundo, y lo fué con la decision,
constancia y fé que distingue á este pueblo, penetrado de
que el catolicismo es el áncora de su salvacion.
Y tan intensa fué la conviccion con que abrazaron el
Cristianismo, que los euskaros pueden decir son los únicos que
no han prevaricado, que jamás han faltado á su Religion
sacrosanta, única que han profesado y profesan.
Invaden los Godos la España y se apoderan de ella, luchando por
arrojar de la Península á los Romanos; no conquistan la
Cantabria, pero desean su amistad y su alianza. Empero los Godos han
aceptado la heregía de Arrio, y los euskaros, que aprecian ante
todo y sobre todo su amada fé religiosa. rehuyen todo trato con
los Godos, manteniéndose fieles á su amistad con Roma.
Llega el Concilio 3.º de Toledo; los Godos confiesan su fé
católica, abjurando sus errores: se ordena que en todos los
dominios de la Monarquía se observe y guarde la Religion
verdadera, y los Cántabros les tienden su mano amiga,
uniéndose con estrechos lazos á los Godos, en 626,
durante el reinado de Flavio Suintila, cuyas virtudes contribuyen mucho
á este gran resultado.
La irrupcion Sarracena cambia de raíz el estado social de la
Península, pero no consigue subyugar á los Euskaros, que
resisten valerosamente la invasion, luchando por su Dios y su libertad,
y ayudando á Pelayo y sus heróicos compañeros en
la gloriosa empresa de la reconquista. Los Mahometanos no ponen sus
plantas en el solar bascongado y mucho menos imponen su bastarda
religion á los euskaros, que conservan la pureza de su
fé, mereciendo que en la Crónica del Rey D. Alfonso se
diga de ellos: estos quísolos
Dios guardar para lumbre de la cristiandad, e de los sus siervos que no
se amatase del todo en España.
No basta ciertamente que un País profese la verdadera religion,
sino que debe procurar conservarla con toda su pureza, alejando hasta
el temor de que se pervierta la fé de sus habitantes. Mas claro;
no es suficiente ser católico, sino se procura por el esplendor
de la [pag 22] Religion y
porque no se perviertan las ideas por el roce con quienes profesen
otras doctrinas. La idea religiosa debe conservarse pura en el corazon
del pueblo, y si para ello precisa dictar leyes especiales, no debe
vacilarse en adoptarlas.
Los Bizcainos habían sacado á salvo su Religion de los
embates de la fuerza; vencida ésta, entran en una faz muy
diversa; deben luchar en el terreno de la legislacion y de la
política, pero no ceden de su derecho y se aprestan decididos
á mantener la unidad religiosa, prenda la más querida de
este noble pueblo.
Los Bascongados conservan la pureza de su religion,
precaviéndose de admitir forasteros en su territorio, y aunque
esta costumbre inmemorial, ley respetable siempre en este solar, no
podia ser alterada sino por el voto del pueblo; no obstante, los
descendiente de los judios y mahometanos, recientemente convertidos,
pretendieron quebrantarla, alegando en su favor la Ley VI, tit. 24,
Partida 7.ª, que hablando de ellos, dice: E que pueda haber todos los oficios,
é las honras, que han todos los otros cristianos, y la
III, tit. 3.º, libro 8.º de la Recompilacion, promulgada en
1501 por los Reyes Católicos, y la I, tit. 9, lib. 7.º de
la Recompilacion publicada en 1480, que prevenia que cada uno pudiese
pasar libremente á vivir de unos lugares á otros. Mas el
Señorío, con el tesón de sus antiguos pobladores,
sostuvo sus derechos; hizo ver la notable injuria que recibiria con la
observancia de esas leyes, el peligro que corria la fé
católica, pues la experiencia acreditaba que los recien
convertidos no eran constantes en la fé; y con tanto y tanto
empeño gestionaron, tal afan mostraron en su resolucion, tal
energía desplegaron, que la Reina D.ª Juana, por Real
Cédula de 8 de Setiembre de 1511, ordenó mantener al
Señorío en su antigua costumbre de no admitir en sus
tierras gente extraña si sospechosa; título
nobilísimo que Bizcaya agregó á los muchos
servicios que lleva prestados á la fé religiosa, el
timbre más glorioso y característico del libre pueblo
bascongado, que en su Dios y en sus Fueros encierra todo el misterio de
la grandeza de su constitucion y vida social.
Temerosos los bizcainos de que la provision de D.ª Juana se
alterara algun dia, y queriendo fuera eternamente inviolable, esta- [pag 23]
blecieron y recopilaron en el Fuero, al tiempo de su reforma en 1526,
tres Leyes, de las que copiaremos dos, pues la siguiente
redúcese á trascribir la Provision Real de D.ª
Juana. La Ley XIII del Tit. 1.º, dice así:
En Vizcaya no se avecinden
los que fueren del linaje de judios et moros et como los que venieren
han de dar informacion de su Linaje.
«Otrosi, dijeron:
Que por quanto todos los dichos vizcainos son Hombres Hijos Dalgo y de
Noble Linaje et limpia Sangre, et tenian de sus Altezas Merced y
Provission Real, sobre, y en razon, que los nuevamente convertidos, de
Judios, é Moros, ni Decendientes, ni de su Linaje, no puedan
vivir ni morar en Vizcaya, la qual dicha Provission Real esta en este
Fuero. Porque algunos pueden venir de Reinos y Señorios, assi de
Portugal, como de otras partes remotas ó destos mismos Reinos de
Castilla; é no siendo conocidos ni haviendo noticia de su Linaje
y Genealogia se podria cometer fraude contra la dicha Merced et
Provission: é por evitar el dicho fraude dixeron: Que querian
haber por Ley é Fuero que qualquier que assi viniere á
morar y á avenzindar á Vizcaya, tierra llana é
Villas y Ciudad y Encartaciones é Durango, sea tenudo de dar
Informacion bastante al Corregidor y Veedor del dicho Condado ó
á su Teniente, juntamente con los dos Diputados de este Condado,
de su Linaje y Genealogia: Por la qual parezca é se averigue ser
de limpia Sangre, y no de Judios, ni Moros ni de su Linaje, la qual
dicha Informaccion dé, y preste dentro de sesenta dias, despues
que ansi entrare en Vizcaya á ser vezino de ella; sopena que no
la dando y prestando, que si perseverare en la dicha vecindad, viviendo
en Vizcaya, de mas de los seis meses contenidos en la dicha Merced y
Provission, caya é incurra en las penas de ella.»
«Otrosi dixeron: que ordenaban é
ordenaron y establecian por Ley é Fuero, que la dicha Provission
Real de suso contenida, por ser, como es, muy necessaria al Servicio de
Dios y de sus Magestades, e á la equi- [pag 23] dad, é sosiego
de las conciencias de los Vecinos et Moradores del dicho Condado, que
sea guardada en todo, é por todo. Y si por ventura, alguno,
ó algunos de los tales nuevamente Convertidos, ó sus
hijos, ó nietos negociarian de haber alguna Cédula,
ó Merced de sus Magestades, para que estén, y vivan en el
dicho Condado, sin embargo de la dicha Provission Real: y esto
será desservicio de Dios, y de sus Magestades, é gran
perjuicio et daño de los vecinos de Vizcaya. Por ende, que por
obviar lo suso dicho, ordenaban y ordenaron, y establecian por Ley; que
si alguno de los susodichos tales Cédulas, ó Provissiones
tienen ganadas, ó ganaren, é mostraren; QUE SEA
OBEDECIDA, Y NO CUMPLIDA, é sin embargo de lo tal, se guarde
é cumpla la sobredicha Provission. Y que el Sindico del Condado
á costa del dicho Condado siga la Suplicacion de la tal
Cédula, y haga todos los actos necesarios para ello: é al
dicho Sindico, ó sindicos, que son, ó fueren, les daban,
é dieron especial cargo, é poder, para que con mucha
diligencia soliciten, é procuren la guarda, y conservacion de la
dicha Provission, é ordenacion.» (Ley XV, tit. 1.º)
No bastaba á los bizcainos establecer la unidad religiosa con
mandatos categóricos y expresivos, que aunque sencillos en la
frase, son gradilocuentes y sublimes por el espíritu que los
preside y la intencion que los guia; querian más, mucho
más; deseaban asegurar para los tiempos venideros esa unidad,
garantía de su libertad; esa unidad por la que tanto habian
sufrido, querian que nunca pudiera romperse, que jamás se
alterara, y para lograrlo ordenan, por al Ley XV, ya copiada, que por
ser la Provision Real de D.ª Juana, muy necesaria al servicio de
Dios, y á la equidad y sosiego de las conciencias de los
vecinos
y moradores de Bizcaya, si alguno ganare provision en contrario, fuese
obedecida y no cumplida, y que el Síndico del
Señorío, á costa del comun, siga la suplicacion, y
haga todos los actos necesarios para la observancia de dicha Real
Cédula.
Bizcaya tiene como Patrona celestial á la Santísima
Vírgen, en [pag 24] el
misterio de su Inmaculada Concepcion,
y como Compatrono al insigne San
Ignacio de Loyola, á ese Soldado esclarecido de las
milicias de Dios, fundador de la compañía de
Jesús, una de las más celosas é ilustres
órdenes religiosas.
Un detalle que pone de relieve los sentimientos religiosos del pueblo
bizcaino. No contento con celebrar todos los años fiestas
solemnes en obsequio á la Vírgen María; ni con que
sus Diputaciones generales tomen posesion y juren el cargo el dia de
San Ignacio, en la funcion que le dedica el Señorío, como
tributo de veneracion, por acuerdo de la Junta general del 17 de mayo
de 1690, empezado á cumplirse en 31 de Julio de 1696, despues de
obtenida la Real confirmacion de la Ordenanza de la Junta general; no
satisfecho con prestar el juramento de defender el misterio de la
Concepcion, hasta que por la declaracion dogmática de 1854, se
declaró innecesario, las sesiones de sus Juntas generales daban
comienzo celebrándose diariamente en el altar de la
Purísima, colocado en el Salon de Juntas, el Santo Sacrificio de
la Misa, para invocar la luz del Espíritu Santo en sus
deliberaciones.
Es la prueba más elocuente de la religiosidad de Bizcaya y de
cómo ha logrado conservar su fé, limpia de toda infeccion.
El pueblo bizcaino se deja, pues, guiar por las verdades de la
Religion. Católico por excelencia, es el pueblo fiel y celoso
por la gloria de Dios y propagacion del Evangelio. La Religion ha
penetrado profundamente en su vida pública y privada, el
espíritu católico anima á sus legisladores, como
á sus habitantes, desde el recinto augusto de la Antigua de
Guernica, hasta la última casería; es, en una palabra, el
pueblo que tiene al Señor por
su Dios.
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