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Introducción

Indice

El SEÑORÍO DE BIZCAYA HISTÓRICO Y FORAL
Arístides de Artíñano y Zuricalday
















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Indice

El SEÑORÍO DE BIZCAYA HISTÓRICO Y FORAL
Arístides de Artíñano y Zuricalday

Dedicatoria

Título

Advertencia

Preliminar


Primera parte. Historia

Capítulo 1 Descripción de Bizcaya

Capítulo 2 La religion

Capítulo 3 El idioma

Capítulo 4 Las costumbres

Capítulo 5 Bizcaya prehistórica

Capítulo 6 Bizcaya en tiempos de sus señores

Capítulo 7 Los bandos de Oñaz y Gamboa

Capítulo 8 El Señorío unido a la Corona de Castilla

Capítulo 9 Bizcaya en el siglo XIX

Capítulo 10 Bizcaynos ilustres

Segunda parte. Fueros políticos

Capítulo 1 Idea general de los fueros

Capítulo 2 Códigos forales

Capítulo 3 El Señorío de Bizcaya

Capítulo 4 Los bizcainos

Capítulo 5 el Señor de Bizcaya

Capítulo 6 Las juntas generales

Capítulo 7 El Regimiento y Diputación general

Capítulo 8 Merindades y Municipios

Capítulo 9 Justicia

Capítulo 10 El servicio militar

Capítulo 11 El pase foral y el recurso de inhibición

Tercera parte. Legislación civil

Capítulo 1 Generalidades

Capítulo 2 La familia bizcaina

Capítulo 3 La propiedad

Capítulo 4 Las sucesiones

Capítulo 5 Leyes agrícolas y de fomento

Capítulo 6 Las Leyes procesales

Capítulo 7 Las Ordenanzas de Bilbao

Capítulo 8 Una opinión

Cuarta parte. Leyes económicas

Capítulo 1 Los tributos

Capítulo 2 La libertad de comercio

Capítulo 3 Las aduanas

Capítulo 4 Los estipulados de 1727

Capítulo 5 Los servicios de Bizcaya

Capítulo 6 El presupuesto señorial

Conclusión

Indice

Fé de erratas

Sursum corda! 2004
El Señorío de Bizcaya


Dedicatoria

A GERVASIO DE ARTÍÑANO Y GALDÁCANO

Querido hijo mío:


Te dedico este libro, escrito á tu presencia en las veladas del último invierno, para estimular tus aficiones al estudio y porque deseo conserves en toda su pureza las tradiciones de amor á las venerandas instituciones de nuestro País.

Naciste el día en que España, agitándose en las convulsiones revolucionarias, vió alzarse una república exótica, y tus primeros años pasaron entre la guerra civil, cuyos horrores no podías apreciar. Por si algun día surgen en tu mente esos recuerdos, quiero conozcas los principios religiosos y sociales en que constantemente se inspiró tu País, pues estoy seguro de que, al compararlos con los que hoy predominan, se afirmarán más y más en ti los sentimientos católicos y forales, que hicieron dichosa a Bizcaya durante tantos siglos.

No tienes aún edad para comprender lo que este libro significa: mas, cuando tu razón adquiera su desarrollo y puedas discernir con conocimiento, si has leído con cariño estas páginas, te hallarás impregnado del espíritu en que rebosan, no necesitando sino dejarte llevar de los nobles impulsos del corazón para defender los Fueros con la decisión de quien aboga por la felicidad de su Patria querida y sigue las huellas que le trazaron sus progenitores.

Hazlo así; enseña con el ejemplo, á tus hermanos el respeto profundo á las enseñanzas de la Religion y el amor á la Patria: sigue siendo estudioso y aplicado; trabaja con honradez y decisión; obedece y acata á tu cariñosa y buena Madre, que os ama con delirio, y así, siendo un buen hijo y digno ciudadano, acrecentarás, si cabe, el cariño que te profesa tu padre, que te bendice de corazón.

Arístides.

Barcelona, 31 de Agosto de 1885



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Sursum corda! 2004
El Señorío de Bizcaya

EL
SEÑORÍO DE BIZCAYA
HISTÓRICO Y FORAL

POR

ARÍSTIDES DE ARTÍÑANO Y ZURICALDAY
Secretario honorario del Gobierno Universal del Señorío,
C. de la Real Academia de la Historia, etc, etc.



LA PENINSULAR
ESTABLECIMIENTO TIPOGRÁFICO DE MARIOL Y LOPEZ
Asalto, 69 - BARCELONA - Asalto, 69
1885




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Sursum corda! 2004
El Señorío de Bizcaya


Advertencia

Este libro se escribió para el Certámen literario de las Fiestas Euskaras de Durango, y el original se presentó, en la forma dispuesta en el Cartel, antes de terminar el mes de Julio, con el siguiente lema:

Biztuko balitz ere
Orain Jaun Zuria
Ezagutuko ez leuke
Bizkaiko gentia.
            (¡Anchinarik ona!)
                Ascué.

Las circunstancias sanitarias han retrasado la celebración de estas Fiestas, diciéndose quedan aplazadas para el verano de 1886. Hemos esperado dos meses por si el Jurado emitía su dictámen, pero parece no lo presenta hasta el día en que se efectúen las Fiestas, y como de dilatar la publicación, perdería su oportunidad, en cuanto se relaciona con la Legislación civil, que las Cortes discutirán y resolverán, probablemente, en su próxima legislatura, hacemos el sacrificio de perder, quizás, el derecho a figurar en el Certámen, antes de exponernos á que el libro resulte extemporáneo, precisamente en lo único que subsiste del organismo foral.



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El Señorío de Bizcaya


PRELIMINAR

Es natural el deseo de saber qué objeto envuelve la publicación de este libro, y leales siempre en nuestros procederes, queremos conste que, al idearlo y al formularlo, solo nos guió el amor inmenso de un hijo hacia su madre, amor que se acrecienta cuando se la ve triste y desgraciada.

Y que Bizcaya gime hoy desolada y sin consuelo ¿quién puede negarlo? Han desaparecido las instituciones seculares, levantadas y sostenidas [pag II] por el esfuerzo de siglos de constancia; el Código foral, corona de gloria de este nobilísimo pueblo, no existe ya: á la desgracia inmensa de un guerra, sucede la muerte civil de Bizcaya, asemejada, y perdonesenos la comparacion, al gladiador romano, que al caer mortalmente herido, postrado ya en tierra, es rematado por órden del César.

Si el patriotismo dá vida á las sociedades y auna las voluntades, fundiéndolas en un solo sentimiento; sino es posible prescindir de que el alma llorelas desdichas de la Pátria ¿por qué no ha de expresarse ese dolor cantando sus glorias, á la manera que los hombres desahogan su pena haciendo la apologia de los séres amados que dejaron de existir?

En nuestros días, por culpa de nuestras divisiones y discordias, ha caído tronchado el árbol querido, emblema de nuestra vida social, bandera inmaculada, á cuya sombra supieron nuestros padres conservar las libertades y franquezas de esta solariega tierra. Ya ni tenemos Fueros, ni gozamos de aquellos derechos que constituian nuestro orgullo, por ser la herencia mas preciada que puede recibirse en el mundo. Todo lo hemos perdido, no restándonos mas que la memoria de los venturosos dias en que el País se congregaba para disponer de sus destinos.

¿Debe conservarse el recuerdo de esas instituciones, ayer en todo el apogeo de su gloria y hoy solo sombras históricas? Creemos que los buenos Bascongados se alegrarán de reverdecer en su alma y legar a sus hijos la memoria de esa constitucion foral, enaltecida por todos los pueblos, envidiada de muchos y que hemos visto desaparecer, con el asombro de quien no se da cuenta de una desgracia hasta que se consuma.

Los pueblos, como los hombres, revelan el temple [pag III] de su corazon en los dias de la desgracia. Cuando el huracan se cierne sobre sus cabezas y al empuje del impetuoso viento se derrumban sus queridas instituciones y desaparece la cristiana libertad, lucha por salvar del naufragio la preciosa nave en que cruzó el océano de su historia. Si sus esfuerzos y vigilancia resultan infructuosos y el buque se destroza en las peñas de inhospitalaria costa, procura, ante todo, salvar su hermosa bandera, la insignia que le cobijó en dias de gloria y de bonanza, para conservarla con cariñosa solicitud, no solo como recuerdo de pasadas grandezas, sino como estímulo que le incite á recuperar su perdida posicion y rehacer la nave, para colocar de nuevo sobre el alcázar de popa el oriflama querido, que dé al viento los brillantes colores de su renaciente libertad. La constante contemplacion del emblema de la dicha pasada, mantiene vivo en el corazon el sentimiento de lo que se ha perdido, obligando á esforzarse porque el sol de los fueros brille de nuevo en toda su intensidad, irradiando fulgerente el suelo, que antes fecundó con sus caricias.

Tal es el único pensamiento del autor de estos cuadros, trazados al correr de la pluma, é inspirados en el entusiasta cariño que profesa á su pasís natal. Grabar en el alma de los Bizcainos el recuerdo del sencillo, pero admirable, mecanismo de la administracion foral, presentando ligeros bocetos de las instituciones, que acaban de desaparecer entre las nieblas de una hostilidad insensata, para volver mas tarde, ¡Dios haga que sea mañana! con todo el prestigio y encanto que revistieron.

Quien espere hallar en esta páginas brillante exposicion de ideas ó principios; ataques, mas ó menos apasionados, á cosas o personas, cierre el libro desde luego, que el autor se limita á ofrecer un semi-bosquejo de lo que [pag IV] era Bizcaya antes de rodar por los suelos su peculiar organización; no quiere remover pasiones, ni concitar ódios, sino llevar al corazon de sus hermanos el recuerdo de épocas felices, que sean esperanza de otros placenteros, que llegarán, con la ayuda del Señor, si este pueblo conserva en su pecho el amor á sus honradas libertades, olvida rencillas fratricidas y se coloca decidido en la senda de su reconstitucion social. El amor á Bizcaya y la admiracion que siempre hemos profesado al organismo foral, inspira nuestra pluma, al deslizarse entusiasta, contemplando el magnífico cuadro que ofrecia el Señorío en el pleno ejercicio de sus legítimos y preciados derechos, por más que las lágrimas surquen nuestra megilla al comparar las galas que embellecian al pedrusco, dó se asienta el arbol foral, con el negro luto que hoy cubre los escaños de la Antigua de Guernica.

Una leal declaracion debemos consignar. En este trabajo se contienen pocas ideas ó pensamientos nuevos, que donde han espigado escritores tan distinguidos como Novia de Salcedo, Moraza, Ortiz de Zárate, Aranguren y Sobrado, Fontecha, Arrieta Mascárua, Egaña, Trueba, Delmas, Sagarminaga y otros no menos ilustres; jurisconsultos como Manrique y Marichalar, y tantos otros como han salido noblemente á la defensa de la causa foral, no queda casi ni aun la ilusion de tener ideas propias ni puede pedirse, á quien admira a esos insignes paladines, la osadía de pretender decir lo que ellos callaron. Compendiamos algo de lo que han dicho; recogemos sus mas salientes argumentos y presentamos sus ideas agrupadas con las nuestras, para que el pueblo bizcaino sepa lo que son y lo que significan los Fueros, pues delineadas estas páginas léjos del suelo pátrio y sin poder consultar archivos o documentos, hemos debido recurrir [pag V] á los pocos libros de que disponemos, en busca de fechas y de datos, que nuestra memoria no retenia. Conste así en descargo de nuestra conciencia y honra de esos beneméritos escritores.

Aquí debiéramos concluir, sino oyéramos exclamar á los adversarios de nuestras instituciones peculiares: «ahí teneis un libro que á pretexto de recordar lo que fué Bizcaya en tiempos pasados, tiende á fomentar la idea separatista, que empieza á germinar en las regiones que fueron forales.» Dícese eso para amortiguar el sentimiento regionalista, único capaz de regenerar á esta desventurada España, amenazada de perecer ahogada en una centralizacion, que chupando la sangre de sus miembros, hace refluya toda á la cabeza, que absorve la vida de quienes le dan su subsistencia, á cambio de despreciativa lástima.

Como no queremos quedar, ni un slo instante, bajo la acusacion del horrible crimen de atentar á la unidad de la Pátria, que resume y es la expresion de las glorias de todos sus hijos, expondremos, brevemente, lo que pensamos sobre este grave problema, que ha de resolverse, á nuestro juicio, favorablemente, si España no está predestinada á concluir por la estenuacion de sus fuerzas vitales.

¿En qué se apoyan los que, abogando por la uniformidad absoluta, juzgan que los intereses regionales y las instituciones que los representan, son un estorbo á la unidad nacional? En que constituyendo una sola nacion, todos deben ser perfectamente iguales, acatar una sola ley y tener un mismo procedimiento en todos los órdenes que forman el organismo social. ¡Bellísima teoria si esa igualdad, que se pretende imponer, resplandeciera en los elementos componentes del Estado con la misma intensidad!

[pag VI] La historia, al marcar el desarrollo nacional, nos enseña que esa uniformidad no es necesaria para que el Estado fucione admirablemente y llene su fin con desahogo y amplitud. Limitándonos a Bizcaya, en sus relaciones con la Nacion Española en las épocas en que otras regiones gozaban, tambien, de instituciones especiales, sabemos, que léjos de ser obstáculo á que España desplegara todo el vigor de una entidad enérgica y viril, contribuyó, en la medida de sus fuerzas, modestas y pobres, si se quiere, como pobre y modesta es su posicion social, al brillo y prosperidad de la nacion.

Desde los tiempos en que D. Juan I, siendo Señor de Bizcaya, heredó la Corona de Castilla y de Leon, no ha desmentido el Señorío los lazos de cariño y de intereses que le ligaban á la Nación. Cítesenos un solo histórico, una empresa en que se jugara la honra de España, en que Bizcaya no figure cooperando á la accion nacional: dígasenos si ha rehusado jamás su concurso, si ha negado subsidios, si ha puesto dificultades á la unidad ó á la grandeza de España. Sus hijos acuden sin vacilar la llamamiento de su Señor y en los campos de batalla sellan con su sangre los pactos de su union con Castilla; sus galeras surcan los mares ostentando el pabellon real, y dando dias de gloria a á la Nacion: su pobre tesoro abre sus arcas cada vez que las necesidades de la hacienda lo exigen, gravándose con deudas exhorbitantes y llegando al extremo de dar toda la plata de sus Iglesias para sostener luchas que afectaban á España, su madre Pátria: acata y respeta la autoridad de los Reyes y es su auxiliar cuando asi precisa; no grava á la Nacion, ni la explota, y sin embargo de que en su administracion y aun en lo político forma Bizcaya, como otras regiones, una entidad moral distinta, aunque no separada, España si- [pag VII] gue majestuosa su desenvolvimiento, estiende sus dominios por Europa y Africa y lleva su poder, con la cruz del Evangelio, á un nuevo mundo, en el que impera en absoluto.

Ni aquellos Monarcas, en su política de concentracion del poder personal, ni los estadistas que formaban sus Consejos, ni cuantos se ocupaban, en esas brillantes épocas de nuestra historia, de la organizacion de los poderes públicos, creyeron jamás que el interés social exigiera, ni aun recomendara, que las agrupaciones regionales cesaran de moverse con entera libertad en la esfera de su privativa personalidad, porque tenian la firme conviccion de que, inspiradas en un fin comun, unidas, mas no unificadas, con un solo Rey y un mismo interés, se realizaba el ideal columbrado y perseguido por los Reyes Católicos, de hacer de España un Estado fuerte, sólido y respetable, en el que se amoldaran las antiguas instituciones con las nuevas necesidades de la Nacion, en su conjunto y en sus diversas agrupaciones.

Conociendo perfectamente los elementos que venian á unirse para formar la entidad nacional; sabiendo no procedian de una raza homogénea y que cada uno de ellos traia su historia particular, su idioma, tendencias, costumbres y aspiraciones, se penetraron de que mutuamente podian completarse y marchar acordes á la consecucion del elevado objeto de la unidad de la Pátria. De ahí el respeto profundo á las variedades regionales y el espectáculo grandioso de que las Córtes de Aragon, Cataluña y Navarra y las Juntas generales de las Bascongadas, funcionaran y legislaran para sus respectivos países, sin que fueran obstáculo al ejercicio regular de las Córtes del Reyno, que jamás se creen rebajadas, ni lastimadas, por la existencia de esas Asambleas particulares. [pag VIII] ¿Cuándo ha sido mas grande esta hermosa Pátria que en los reinados de Cárlos I y Felipe II, siempre respetuosos y deferentes con los derechos de las diversas regiones que formaban su prepotente imperio?

Fué preciso traspasaran el Pirineo las ideas uniformistas, alborotando el cerebro de los enciclopedistas y de los reformadores, para que se creyera un anacronismo lo que es un hecho beneficioso, histórica y practicamente considerado: era necesario imitar ó trasplantar teorias innovadoras, sean opuestas ó no á los sentimientos y modo de ser de estos pueblos, para que todas las instituciones seculares aquilatadas por la experiencia, se estimaran como antiguallas, que debian ceder el puesto, sin quejarse, ante novedades deslumbradoras por su aparatosa apariencia. Se practica el ensayo; caen las libertades ingénitas y verdaderamente españolas y desaparece toda la organización regional, para poner en vigor Constituciones, leyes y sistemas cuyo mecanismo no se conforma con las tradiciones del pueblo ibérico: á su influjo cambiase por completo la fisonomía de la nacion, y la sávia que alimentaba á los miembros del cuerpo social, se reconcentra en Madrid, que rebosa ampliamente, en tanto que las Provincias perecen de inanicion.

No pintamos al capricho; establecemos hechos. Vivimos en el siglo en que todos los elementos de adelanto material han tomado gigantesco vuelo; en que la industria y las artes llegan al límite de su perfección; pues bien, ¿está España á la altura de ningun otro pueblo europeo en industria ó en mejoras materiales? Los ferro-carriles, telégrafos, caminos, canales, la agricultura, puertos, los servicios todos, que en las demás naciones se atienden y cuidan con extremada solicitud ¿revelan el progreso, ni la perfeccion que hay derecho á exigir al Gobierno de
[pag IX] una potencia de mas de diez y seis millones de habitantes, con un suelo feraz, cual ninguno, con rios abundantes, y que paga tantos miles de millones anuales para sostener servicios que no sirven? Contesten por nosotros los que, sin ocuparse de la política, libran su subsistencia en el trabajo, las industrias ó el comercio.

Y si esto es bajo el aspecto material ¿se compensa con ventajas en el órden moral? ¿Nos hallamos mas adelantados en las ciencias, en la literatura ó en las costumbres? ¿Se respeta á España mas que cuando la constituian esas regiones con sus libertades y sus instituciones peculiares? ¿No hemos perdido el imperio de América, merced á un movimiento constitucional? ¿No se atreven unos cuantos aventureros á tenernos en constante jaque, para conservar los escasos restos que nos quedan de aquellas inmensas colonias, orgullo del nombre español?

Pues si así es la verdad; si se aniquilan cada dia las fuerzas sociales, gastándolas en inútiles escarceos idealistas; si el desengaño ó la apatia alejan de la cosa pública á casi todos los que de buena fé podrian intervenir en su funcionamiento; si las costumbres se pervierten y los caracteres se rebajan; si ya todo se espera de la voluntad de un Ministro, y con eso queda completa la situacion ¿qué se ha ganado con matar los intereses regionales, que antes impulsaban todas las mejoras, atendian los servicios y, con su actitud enérgica, sostenian entero el carácter nacional?

Y si se quiere un ejemplo que compruebe la verdad de nuestros asertos, ahí están las Provincias Bascongadas, que hasta hace nueve años han disfrutado de independencia en el terreno económico y administrativo. Compárese el estado de sus carreteras, la economia y regularidad de sus servicios, la bondad de su administracion
[pag X] y su adelanto en todos los ramos, con lo que ofrecen las Provincias sujetas al poder centralizador, y dígasenos con franqueza, si al penetrar en el País Bascongado no se comprende, desde luego, que allí existe algo que se separa completamente de lo que en otras partes se observa; y eso que el corto periodo que lleva de asimilacion, no absoluta aun, empieza a borrar algunos rasgos de su peculiar fisonomia.

No es, no, sistemática oposicion á las ideas unificadoras, que prevalecen actualmente, lo que nos impulsa á juzgar funesto el ensayo que hace cincuenta años se practica, porque las libertades, que nosotros defendemos y encomiamos, son cien veces mas eficaces, ámplias y liberales que las que hoy dominan: sobre todo, son mas prácticas, mas cristianas y españolas y mas acomodadas al modo de ser y al carácter del pueblo, que en siglos de regirse por ellas no las ha encontrado nunca deficientes, en tanto que de las modernas aun se discute y controvierte sobre si conducen á la verdadera libertad ó nos llevan al cesarismo de unos cuantos, mil veces peor que el ejercido por un dictador.

Si, pues, el ensayo no ha sido feliz ¿por qué oponerse a la tendencia, meramente descentralizadora, que envuelve la idea regionalista? ¿Es, acaso, obstáculo á la unidad de la Pátria? En modo alguno, como lo demuestra la historia, y quien se presenta á la lid precedido de nobilísima ejecutoria de lealtad, tiene derecho á que no se le supongan intenciones aviesas.

El Estado, en su régimen social, debe representar la transaccion entre los diferentes grupos que lo componen, y lejos de tender al predominio de uno de ellos, lo que supone imposicion, buscar la union, como base de la libertad de todos y de cada uno, constituyendo la unidad
[pag XI] con los lazos del afecto y del respeto mútuo. Teniendo, como tenemos, instituciones propias, cuya bondad nos consta ¿tan difícil es amoldarlas al interés general, buscando la fórmula que ponga en relación el pasado con el porvenir, los hechos históricos, con las modernas aspiraciones de la sociedad? Los diversos, no opuestos, intereses de cada region ¿son inconciliables de tal modo, que hagan imposible una transaccion que, sin perjudicar á las restantes, permita giren libremente en la órbita de sus exclusivas conveniencias ó necesidades?

Hé aquí la patriótica empresa á que debian consagrar sus talentos los uniformistas, en vez de gastarlos en luchas estériles para el bien general, que, al fin y al cabo, si se diera con la solucion, que no creemos sea un problema insoluble, se habria realizado una obra exclusivamente Española, adaptada á sus sentimientos, conforme con sus necesidades y que no lastimara ninguno de los respetables intereses que el Estado debe atraerse, sin ponerlos en oposicion ó en lucha con los restantes de la entidad moral.

No se nos objete ser esta una ilusion de los que, ciegos ante la majestad de las grandezas pasadas, soñamos siempre con el hermoso espectáculo de las Cortes regionales, de las Juntas de guernica ó de los Concellleres revestidos de su roja gramalla; no, sabemos en qué siglo vivimos, comprendemos sus nuevas necesidades y léjos de oponernos á una reforma prudente y sensata, que respetase la esencia de las instituciones forales, contestaremos, como los bizcainos ña enrique III, esa reforma en lugar de contrafuero, es mejoramiento de fuero.

Hay que robustecer la autoridad real, dándola mas iniciativa é intervencion en las direccion de los negocios, que la Providencia no la colocó á la cabeza de los pueblos y en lugar preeminente para ser una institucion in-
[pag XII] movilizada: aspiramos á que la Religion se respete y se la guarden las prerogativas á que tiene legítimo derecho: queremos la alianza de los intereses generales con los particulares, dejando al Estado la suprema direccion y concentracion de las fuerzas parciales; que lleve la representacion nacional, organice el Ejército y la Armada, vigile las Aduanas, reglamente los servicios de interés general y cumpla los compromisos de la pátria, con el concurso proporcionado de todos; pero que en el cumplimiento y ejercicio de algunos de estos deberes y en lo que afecta exclusivamente á las regiones, quede á la solicitud é interés de éstas el ordenarlos, con plena conciencia de sus actos y en la forma que mas les convenga, siempre que, respetando el derecho de los demás, no perjudiquen á la accion comun.

Entónces se verá si lejos de aflojarse los lazos que las unen á la pátria comun, se estrechan en apretado haz, que aquí nadie sueña con absurdas é inverosímiles separaciones, pues amamos á España cual á la madre, cuyo regazo nos cobija en dias de prueba, y á la que atendemos con el afecto entrañable del hijo que adora á la que le dió el ser, pero la queremos madre amorosa, no madrastra esquiva, como parecen desearlo algunos de los que en nuestras aspiraciones ven la ruina de sus egoistas sentimientos. Nosotros pedimos todo para el País y por el País, dejando á un lado ambiciones y aun conveniencias personales.

¿Seria, acaso, un espectáculo que desdigera de la cultura y civilizacion modernas, el que ofreceria España, restaurando el régimen foral, que la hizo grande y poderosa en otros tiempos? En modo alguno. Tended la vista por Europa y si exceptuais la Francia, casi todas las naciones procuran conservar ese régimen. En Rusia, la Firlandia y
[pag XIII] la Curlandia, son autónomas, bajo el dominio eminente de los Czares: Suecia y Noruega, forman dos Estados diferentes bajo un solo Monarca, con distintas constituciones y parlamentos, la dieta en Suecia y el Storthing en Notruega; Dinamarca tiene en su territorio Ducados con autonomia propia; Alemania es la confederacion de Reinos independientes, y dentro de éstos mantienen su autonomia regiones y aun ciudades; Austria ha buscado su unidad en la autonomia de Hungria y de la Gallitzia, Turquia misma conserva Principados autónomos; Suiza es una confederacion de Cantones, con leyes y gobierno especiales; Inglaterra, esa nacion colosal, cuyo poder nos recuerda el de España hace dos siglos, no solo tiene sus grandes regiones de Ingalterra, Escocia é Irlanda, con notables diferencias en su organización política y administrativa, sino que hay islas como las de Man, Gersey, Guernesey y Alderney con leyes propias y régimen separado, estando unidas á Inglaterra por un nexus socialis, que equivale á la idea de la unidad de la Pátria. No queremos hablar de los Estados Unidos de América, ni de las Colonias de las potencias Europeas, porque, á la verdad, no conduciria á nuestro objeto hacer parangon con países tan lejanos.

Resulta, pues, que solo Francia ha extremado las ideas uniformistas, y, desgraciadamente, no presenta resultados tan alhagüeños, que nos haga desear equipararnos á esa Nacion, digna de mejor suerte.

Si, pues, no seria una novedad el restablecimiento de ese régimen ¿constituirá un retroceso, mataria la libertad el establecerlo? Menos aun: hemos dicho que las libertades forales son mas prácticas y mas españolas que las modernas, y agregaremos que son mas liberales, aun en el sentido que á esta palabra se aplica hoy. Lo proclaman testos que no pueden recusarse.

[pag XIV] Los Estados Unidos elogian la constitucion del pueblo Bascongado al redactar su código fundamental: las Córtes de Cádiz llaman feliz al pueblo basco por poseer la verdadera libertad y llevan á la Constitucion de 1812 el espíritu de muchas de nuestras leyes: el Ejército francés, mandado por Tallien, presenta las armas al árbol de Guernica, como homenage al padre de la libertad, y Don Salustiano Olózaga pronuncia en las Córtes, en Octubre de 1839, estas palabras:

« Los fueros cuya memoria se pierde en la noche de los tiempos, merecen nuestro respeto: son la obra de las edades. Con razon están apegadas esas provincias á esas instituciones. Ahí tenemos una prueba, dentro de nuestra misma casa, de que la libertad es más antigua que el despotismo, de que la libertad es mas fuerte que la dominacion de todos los déspotas.»

Y así podríamos amontonar testimonios que acreditaran la excelencia de ese régimen, basada en la libertad individual, generadora de todas las libertades, según los modernos liberales. Presentadnos un solo elogio, ya que no igual, parecido, á vuestras constituciones, apenas nacidas, cuando ya se intenta su derogacion ó su reforma, cayendo sobre ellas críticas acerbas, que las desprestigian.

Decidnos, si en tantos siglos como de existencia llevaban nuestras instituciones forales, se ha levantado la voz de un Catalan, Aragonés, Navarro ó Bascongado quejándose de esas libertades, tachándolas de absolutas o retrógadas, pidiendo su supresion. Es que todos, penetrados de que esas instituciones concilian, en fecundo concurso, la libertad con el órden y el desarrollo de los elementos de prosperidad, las tributaban el homenage del respeto que se debe á cuanto influye en fortificar los
[pag XV] vínculos de la familia y mantener la severidad de las costumbres públicas y la pureza de las virtudes privadas. Esa unanimidad, no ya circunstancial, sino constante y secular ¿no representa nada, en parangon con vuestras eternas disidencias, continuas variaciones de leyes fundamentales y profunda division al apreciar la bondad ó desventajas de las Constituciones?

Aun formularemos una pregunta, que envuelve alguna trascendencia. Dentro del actual centralismo el que logra apoderarse de Madrid domina á toda la Penínula. ¿Sucederia esto con el régimen foral? No, porque siendo autónomas, dentro de ciertos límites, las Provincias, el ser dueño de Madrid, Barcelona, Zaragoza ó Sevilla, no tendria la decisiva influencia que hoy ejerce, porque tan solo dominaba uno de los componentes del organismo nacional, pero sin tener en su mano el resorte que imprima movimiento uniforme á toda la máquina social. Si las insurrecciones y movimientos son la pesadilla de los gobiernos;  si á ellos debemos la intranquilidad en que nos agitamos ¿por qué no atajar el mal de raíz, cuando tan á mano existe el remedio?

¡Ah! Si la idea que temblorosa late en la mente, por más que impregna ya toda la atmósfera, llegara á tomar cuerpo y á adquirir desarrollo; si las regiones forales, tendiéndose las manos, unieran su causa, que es la de la verdad y la de la Pátria, y Aragon y Cataluña y Navarra y las Bascongadas y cuantos han disfrutado de instituciones peculiares, alzaran su voz respetuosa, pero digna, á los altos poderes del Estado ¿quién sabe si alcanzarian, con la realizacion de sus patrióticos ideales, la regeneracion de esta noble España, que se agita en violentas convulsiones, por marchar fuera de la senda que siempre la condujo al esplendor y á la gloria?

[pag XVI] Creemos haber interpretado la aspiracion de cuantos aman á Bizcaya, así al menos nos lo dicta nuestra conciencia; y si alguien, juzando egoista el deseo de recuperar esas cristianas libertades, preguntara qué ganariamos con verla realizada, nuestra réplica se limitaria a reproducir lo que el gran Felipe II decia de los Bizcainos: sus naturales, despues de haber empleado su edad, gastado su caudal y derramado su sangre en servicio de sus señores, nunca piden mas premio que la guarda de sus Fueros.

Barcelona 30 de mayo de 1885.








       

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El Señorío de Bizcaya






PRIMERA PARTE

HISTORIA











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Sursum corda! 2004

El Señorío de Bizcaya. Primera parte


CAPÍTULO I

Descripción de Bizcaya.

ANTES de entrar en la exposición de los hechos históricos del Señorío, creemos necesario hacer la descripción de su territorio, para que, adquirida una idea general de su situacion, especial estructura y poblacion, se aprecien mejor sus condiciones y circunstancias, facilitándose el estudio de las cuestiones que vamos á dilucidar.

Escusado es decir que cuanto en este capítulo escribimos, está tomado, poco menos que al pié de la letra, de las obras geográficas é históricas que de Bizcaya se han ocupado, pues tratándose de una materia científica, es natural acudir á los que con mejores datos han descripto el Señorío, ya que seria difícil, sino imposible, decir nada nuevo en esta materia.

[pag 4] Bizcaya, cuya figura topográfica semeja un tanto á una piel de oveja, está situada al Norte de la Península Ibérica; confina por Norte con la costa del mar Cantábrico, que baña al Señorío; por Oeste con la provincia de Santander; por Sur y Este con las de Alava y Guipúzcoa. Su situación se halla comprendida entre 2º 51’  y 3º 55’ E. De longitud del meridiano de Cádiz y los 43º 1’ y 43º 28’ de latitud, tomada la primera desde la villa de Lanestosa, en el extremo del Valle de Carranza, el mas occidental de las Encartaciones, hasta la de Ondarroa, la mas oriental del Señorío; y la segunda, desde la anteiglesia de Ubidea, que es la mas meridional hasta el cabo de Machichaco, el promontorio de su costa que mas se avanza en el mar.

En sus lindes con Guipúzcoa están situadas las villas de Ermua, Marquina, Ondarroa y Elorrio y las anteiglesias de Berriatua, Jemein, Echevarria, Mallavia y Zaldua; con Alava confinan la ciudad de Orduña, villas de Ochandiano y Miravalles y las anteiglesias de Arrazola, Abadiano, Ubidea, Ceanuri, Ceberio, Arrancudiaga y el valle de Orozco; con Santander lindan la villa de Balmaseda, Lanestosa, Concejos de Trucios y Sopuerta y el valle de Carranza. Sobre el mar se asientan los puertos de Somorrostro, Santurce, Portugalete, Guecho ó Algorta, Plencia, Sopelana, Barrica, Gorliz, Lemoniz, Basigo de Baquio, Mundaca, Bermeo, Ibarranguélua, Ea, Bedarona, Ispaster, Mendeja, Lequeitio y Ondarroa. Se calcula la extension del Señorío en once leguas de longitud y otras tantas de latitud, con unas treinta y cinco de circunferencia.

Antiguamente era mas considerable la extension superficial de Bizcaya, según se desprende de documentos fehacientes, pues por Guipúzcoa llegaba hasta la ría de Deva, separándose del Señorío en 1027 la porcion de territorio comprendida desde Ondarroa; el valle de Aramayona se unió á Alava en 1489, y mas tarde los valles de Llodio y Oquendo y la tierra de Ayala. Tambien los valles de Mena y de Villaverde, y las villas de Limpias y de Castro-Urdiales, que hoy son de la provincia de Santander, formaron parte integrante del Señorío de Bizcaya hasta hace pocos siglos.

La voz Bizcaya ha sido objeto de múltiples y curiosas controversias, tratando de aclarar su orígen y significado, sin que los  [pag 5] autores hayan logrado ponerse de acuerdo acerca de la etimología exacta del nombre que lleva el Señorío. Dice Henao que el nombre de Bizcaya proviene de Bits fea y caya muelle ó muro, que significa costa espumosa: Iturriza dice que Bizcaya significa tierra montuosa y de collados elevados, y que tomó su denominacion de una sierra, cercana á Rigoitia, donde existia una ermita llamada Bizcaigana, siendo presumible que antiguamente se llamara el monte Biscargaraia de bizcar, loma ó superficie, y garaia ó gaia, cosa elevada ó cimera. Oihenarte opina que quiere decir tierra montuosa. Otros autores han dado su opinion, mas o menos conforme con las expresadas, quedando hoy dia reducida esta cuestion á una mera investigacion etimológica. La primera vez que el nombre de Bizcaya aparece en la historia, al menos en las obras conocidas, es en el Cronicon del Obispo Sebastiano, escrito en 866.

El territorio de Bizcaya está bañado por varios rios, siendo el principal el Ibaizabal ó Nervion, que nace en Orduña, y despues de recorrer unas diez leguas, desemboca en Portugalete; á él afluyen el rio de Orozco, que nace en Gorbea; el de Durango, que viene de la sierra de Oiz, y el de Arratia; desde Bilbao al mar recibe el Ibaizabal las aguas de los rios Cadagua, Asua y Galindo.

La ría de Mundaca, formada por los torrentes que bajan de Oiz, Gaztiburu y Bizcargui, es casi navegable desde Ajanguiz y hoy se trata de canalizarlo hasta Guernica, obra importante, que dará gran vida y movimiento á toda aquella hermosa vega y á los numerosos pueblos de la comarca. La ria de Plencia, mejor dicho, rio de Butron, nace en Santa Cruz de Bizcargui, y despues de recorrer varios pueblos se une al mar en la villa de Plencia. De la sierra de Oiz proviene el rio de Lequeitio, que atravesando á Guerricaiz, Arbacegui, Murelaga, Guizaburuaga y Amoroto, donde se le une el regato de Achurra, vá á morir en el mar, junto á Lequeitio. Poco caudaloso es el rio de Ondarroa, que desciende tambien de Oiz y muere en la villa de su nombre. El Cadagua, nace en las montañas de Búrgos, baña el valle de Mena, recorre las Encartaciones y se une al Nevion en Luchana. Los demás rios no tienen mas importancia que el de servir de fuerza motriz á las antiguas ferrerías, á varias fábricas y á multitud de molinos, que existen en todo el Señorío.

[pag 6] Las tierras de Bizcaya no son de las mejores para el cultivo; abundan en ellas el mármol, las piedras calcáreas y areniscas, y las minas de hierro, y se ven cortadas por las montañas, sin más separacion que ásperas y profundas encañadas: además la capa exterior se compone en gran parte de greda y arcilla, y su profundidad es tan corta, que á veces hace infructuosas las labores del campesino. Por eso, solo á fuerza de trabajo y de abonos producen los frutos que se cosechan. El maíz figura en primer término, viniendo despues el trigo; las Encartaciones, Orduña y algunos otros pueblos recogen bastante uva para hacer chacolí: tambien se cosecha alubia y castañas. Los montes, antiguamente tan poblados de roble, castaño, encinas y hayas, vuelven á repoblarse lentamente. La riqueza pecuaria de Bizcaya es de alguna consideracion, pues en el censo formado en 1866 resultó existir 83,208 cabezas de ganado vacuno, 8,799 de caballar, 119,454 de lanar, 26,686 de cerda, 22,479 cabrío, 1,554 mular y 2,648 asnal.

Abundan las aguas minerales, contando con hermosos Establecimientos de baños en Elorrio, Zaldua, Urberoaga, Arteaga, Villaro, Carranza, Cortezubi, Orduña, San Juan de Ugarte en Ceberio, y Echano, á los que afluye un considerable número de enfermos.

En vías de comunicación es notable Bizcaya, no solo por los muchos caminos abiertos, sino por el perfecto estado de conservacion en que el Señorìo los mantiene: la red de caminos arranca de Bilbao y se extiende por todo el Señorío; sin que haya apenas pueblo alguno que no atraviese una ancha y hermosa carretera, pues Bizcaya ha atendido este ramo con especial predileccion, empleando en caminos gran parte de sus recursos. En ferrocarriles es tal vez una de las primeras de España. Además del de Tudela á Bilbao, que pone á Bizcaya en comunicación con el resto de la Península, cuenta el de Bilbao á Durango; las vías mineras de Somorrostro, y en construccion ó en proyecto las de Durango á Zumárraga, Bilbao á Portugalete, Bilbao á las Arenas y Zornoza á Guernica; todas ellas con recursos del País, sin haber acudido á buscar capitales extraños; porque la verdad es que Bizcaya ha dado el potente desarrollo que hoy tienen sus elementos de riqueza, sus industrias y su comercio, contando para ello tan solo con sus propias [pag 7] fuerzas, sin apoyo alguno ageno, y merced á su iniciativa, constancia y deseo de mejorar su condicion.

Siempre fueron afamadas las minas de hierro de Somorrostro, que ya Plinio consideraba como las más ricas del mundo; hoy toda la cuenca de esos Valles, unida á las abundantes veneras de Galdames, Sopuerta y Ollargan, ofrecen tan activa explotacion, que han convertido á Bilbao en uno de los primeros puertos del mundo, pues pasan de tres millones las toneladas de mineral que anualmente se exportan de esas minas. Varias líneas de ferrocarril, muchos tranvías aéreos é infinidad de carros, bueyes y caballerías, apenas si pueden dar salida á la vena que arrancan mas de veinte mil operarios, dedicados á esta dura faena. Somorrostro y sus inmediaciones se han convertido, desde hace pocos años, en un poblado valle, cuyo movimiento asombra, aun á los acostumbrados á ver los grandes centros de produccion.

Las soberbias canteras de mármol de Mañaria, Ereño y Gauteguiz de Arteaga, se explotarian en grande escala, con notoria utilidad de varios pueblos, si los arrastres no elevaran su costo considerablemente.

La industria del hierro es la que ocupa desde antiguo el primer lugar en Bizcaya. No merece crédito la conseja que cuenta Ibarguen del Capitan Laminio, que dice vino á Bizcaya 1758 años antes de Jesucristo; pero todo induce á creer que ya en tiempo de Plinio se fabricaba hierro en este país. Tal importancia tenian las ferrerías de Bizcaya, que se establecieron varias Ordenanzas para su régimen y hasta se crearon, en 1440. Alcaldes de ferrerías, cuyas facultades se mermaron por la Ley 5.ª del título 2.º del Fuero de 1526, desapareciendo los Alcaldes algun tiempo despues. Henao dice que en 1540 se introdujo en la ferrerías el uso de la rueda mayor y martinete á la Genovesa, existiendo en 1550. en Bizcaya y Guipuzcoa, trescientas ferrerías, que elaboraban anualmente trescientos mil quintales machos de hierro. En 1644 se contaban, solo en Bizcaya. 162 ferrerías mayores y menores; en 1658 habia 167 mayores y 70 menores, con un producto anual de 100,000 quintales; en 1784 existian 141 ferrerías, que elaboraban de ochenta á noventa mil quintales de hierro. Estos datos, tomados de Iturriza, re- [pag 8] velan la extension de esta industria en Bizcaya, y si bien los adelantos en la fabricacion y la maquinaria han traido la inevitable ruina de nuestras ferrerías, de las que hoy apenas si trabajan ocho ó diez, no por eso ha renunciado Bizcaya á su tradicion é historia en este punto. Lejos de ello, mantiene su pabellon á grande altura; las grandiosas fábricas del Carmen, ó sea de Altos Hornos, en el Desierto; la del Marqués de Mudela, en Sestao; las de Bolueta, Iráuregui, Astepe, Miravalles, Usánsolo, la recien inaugurada, La Bizcaya, en Portugalete, y otras varias de menos importancia, revelan que los bizcainos quieren sostener con prestigio su peculiar industria, y que lo logran se demuestra por la aceptacion que en todas partes alcanzan sus productos.

Otras muchas fábricaa sostienen el buen nombre de Bizcaya en el ramo industrial; la de harinas de la Isla, Ponton, Arrigorriaga, Galdácano, Areta, Valmaseda; las de la Merced; de tejidos de Orozco y el Ponton; la de planchas de cobre de San Vicente de Iragorri; las de clavo y herraje de Ochandiano y de Durango; las de armas de Ermua; las de conservas alimenticias de Bilbao, Deusto, Santurce, Lequeitio y Bermeo; las de bugías y jabon de Bilbao; las fundiciones de Abando, Iturribide y campo de Volantín; las fábricas de dinamita y de productos químicos de Galdácano; las de aserrar madera de Ripa y las de cal hidráulica, curtidos, jarcias, cordelerías y otras varias, revelan que Bizcaya sigue decidida el camino del perfeccionamiento y del honrado trabajo.

La construccion naval de los Astilleros de Ripa, Deusto, el Dique, Lequeitio, Canala y Ondarroa, de los que salieron tantos veleros barcos, han muerto definitivamente ante los buques de vapor, que absorven hoy dia la navegacion. No desconfiamos, sin embargo, de ver, muy pronto, montada en Bizcaya la construccion de barcos de hierro y de maquinaria para los mismos.

La pesca constituye uno de los ramos de riqueza del Señorío. Nuestro valientes y arrojados marineros se lanzan decididos á las procelosas aguas del Occéano para arrancar, á costa de su vida muchas veces, el pescado que proporcione el sustento de sus hijos. Los puertos de Lequeitio, Bermeo, Ondarroa, Elanchove, Santurce y Mundaca, cuentan con una verdadera escuadra de lanchas de altura [pag 9] y trañeras, que salen diariamente á grandes distancias en busca de merluza, atun, besugo y sardina para surtir los mercados de Bizcaya y esportarlos á otros puntos de la Península. En sus puertos se sostienen, además, fábricas de conservas alimenticias.

Si del órden material, digámoslo asi, pasamos al intelectual, veremos que Bizcaya figura, asimismo, en primera línea de instrucción y adelantamiento moral. Siendo los bizcainos sobrios, duros para el trabajo, ágiles y robustos, consagran sus fuerzas y su inteligencia al trabajo: ingrato de suyo el suelo requiere una constancia especial, si han de obtenerse regulares cosechas, por lo que el labrador bizcaino apenas cuenta con un momento de descanso, aun prescindiendo de que, siendo muy limitada la extension de terrenos que puede labrar, necesita toda su asiduidad para hacerle producir lo suficiente para su numerosa familia.

Dispersas las caserías, esparramadas, cual palomas, por valles y montañas, el bizcaino vive la vida del hogar, adhiriéndose con vehemencia á la casa en que nació, cifrando todas sus delicias en aquel pedazo de terreno, en los campos que riega diariamente con su sudor y en los montes que le rodean. De aquí que su existencia trascurra tranquilamente y que la moralidad en las costumbres sea una de las cualidades que mas distinga al pueblo bizcaino. Esa morigeracion trae consigo que la criminalidod sea muy escasa; que nuestras cárceles apenas encierren delicuentes, y que la estadística criminal presente á Bizcaya bajo un aspecto lisonjero en este sentido.

La instrucción pública está muy estendida y difundida; no existe pueblo alguno en Bizcaya sin escuela, cuyos gastos se sufragan con exactitud estremada, y en muchos hay escuelas superiores, de adultos y dominicales. El Instituto bizcaino, escelentemente montado, es un modelo en su clase y en él, además de la Filosofía, se estudian la Naútica, Idiomas y la carrera de Perito mercantil. Bilbao cuenta con una Escuela normal de maestros y otra de Artes y oficios; y Orduña con un gran Colegio municipal, dirigido por los Jesuitas, maestros de la enseñanza. Finalmente, en Deusto se levanta el magnífico y monumental edificio de la Universidad católica, que, confiada á la Compañía de Jesús, no hay que decir si dará admirables [pag 10] resultados, pues nadie domina como los hijos de Loyola el difícil arte de la educacion,

La institucion de los niños Expósitos está montada en Bizcaya con tan sencilla organización, que es sin disputa de las mejores del mundo, y la beneficencia cuenta con el Asilo de San Mamés y con varias casas de Misericordia en diferentes villas del Señorío.

La poblacion de Bizcaya, según el último censo publicado, es de 189,954 habitantes de hecho y 195,864 de derecho: de ellos 98,798 varones y 97,066 hembras. Aparece del censo que tenian una instrucción completa 66,608, y que solo sabian leer 12,746 quedando 110,600 sin instrucción alguna. Como estos datos tienen verdadero interés para quien por la ilustracion del pueblo, juzga de su estado moral, los damos tal cual aparecen de los documentos oficiales, si bien por esperiencia propia sabemos el descuido con que se formalizan estas estadísticas y los errores notables que contienen.

Vengamos ya á la division foral de Bizcaya, haciendo constar que el Señorío se compone de ochenta y nueve Anteiglesias; veinte Villas; una Ciudad; cinco Valles y doce Concejos.

Para el solo efecto de la eleccion del Regimiento general, el Señorío se dividia en Dos Bandos, en la forma siguiente:

OÑACINO
GAMBOINO


Mundaca.
Axpé de Busturia.
Fórua.
Luno.
Ugarte de Múgica.
Líbano de Arrieta.
Ispáster.
Bedarona.
Murélaga.
Navarniz.

[
pag 11]

Guizaburuaga.
Mendeja.
Cenarruza.
Jemein.
Ibárruri.
Gorocica.
Deusto.
Lezama.
Sondica.
Lújua.
Erandio.
Lejona.
Guecho.
Berango.
Sopelana.
Urduliz.
Barrica.
Gorliz.
Lemóniz.
Gatica.
Lauquíniz.
Maruri.
Basigo de Baquio.
Morga.
Fica.
Fruniz.
Meñaca.
Mendata.
Villa de Bermeo.
Villa de Bilbao.
Villa de Lequeitio.
Villa de Plencia.
Villa de Portugalete.
Villa de Rigoitia.
Villa de Ermua.
Villa de Guerricaiz

[pag 12]

Valle de Gordejuela.
Concejo de Güeñes

Tres Concejos.
Valle de Arcentales.
Concejo de Galdámes.
Anteiglesia de Abadiano.
Anteiglesia de Axpé.
Anteiglesia de Arrázola.
Anteiglesia de Garay.
Anteiglesia de Mallavia.
Anteiglesia de Apatamonasterio.
Anteiglesia de Elanchove.
Vedia.
Basauri.


Pedernales.
Arrázua.
Cortézubi.
Amoroto.
Berriatúa.
Arbácegui.
San Andrés de Echevarría.
Amorevieta.
Echano.
Abando.



San Esteban de Echévarri.
Galdácano.
Lemona.
Arrigorriaga.
Zamudio.
Arrancudiaga.
Anteiglesia de Munguía.
Gámiz.
Yurre.
Aránzazu.
Ibarranguélua.
Gauteguiz de Arteaga.
Castillo y Elejabeitia.
Ceánuri.
Dima.
Santo Tomás de Olabarrieta.
Ubidea.
Murueta.
Ajánguiz.
Nachitua.
Baracaldo.
Begoña.
Ereño.
Dério.
Villa de Durango.
Ciudad de Orduña.
Villa de marquina.
Villa de Balmaseda.
Villa de de Ondarroa.
Villa de Elorrio.
Villa de Villaro
Villa de Munguía
Villa de Miravalles.
Villa de Ochandiano.
Villa de Larrabezua.
Villa de Guernica.



Villa de Lanestosa.
Cuatro concejos
.
Valle de Carranza.
Valle de Trucios.
Concejo de Zalla.
Concejo de Sopuerta.
Anteiglesia de Mañaria
Anteiglesis ade Yúrreta.
Anteiglesia de Bérriz.
Anteiglesia de Izurza.
Anteiglesia de Zaldua.
Valle de Orozco. 
La distribucion foral de Bizcaya en Merindades, que era de mayor aplicacion y que regia en los últimos tiempos, es esta:

MERINDAD DE URIBE

ANTEIGLESIAS

Derio.
Lezama.
Morga.
Zamudio.
Barrica.
Begoña.
Berango.
Erandio.
Fica.
Fruniz.
Gámiz.
Gatica.
Lauquiniz.
Lemóniz.
Galdácano.
Lejona.
Lújua.
Meñaca.
Munguía.
Urduliz
Guecho.
Sondica.
Sopelana.
Maruri.
Zarátamo.
Baquio.
Abando.
Alonsótegui.
Deusto.
Baracaldo.
Echévarri.
Basauri.
Arrigorriaga.
Arrancudiaga.
Zollo.
Aracaldo.
Gorliz.

[pag 13]


MERINDAD DE BUSTURIA

ANTEIGLESIAS

Ajánguiz (Concejo).
Amoroto.
Arbácegui.
Arrázua.
Arteaga.
Bedarona.
Cortézubi.
Ereño.
Fórua.
Guizaburuaga.
Luno.
Mendata.
Mendeja.
Murélaga.
Murueta.
Navárniz.
Nachitua.
Ibarranguélua.
Ispaster.
Busturia.
Pedernales.
Mundaca.
Mujica.
Arrieta.
Berriatúa.
Cenarruza.
Elanchove.

MERINDAD DE ARRATIA Y VEDIA

ANTEIGLESIAS

Santo Tomás de
Olavarrieta.
Ceánuri.
Dima.
Yurre.
 
Lemona.
Vedia.
Castillo y Elejabeitia.
 
Aránzazu.
Ubidea.

MERINDAD DE MARQUINA

ANTEIGLESIAS

Jemein. Echevarría.

[pag 14]

MERINDAD DE ZORNOZA

ANTEIGLESIAS

Amorevieta.
Gorocica.
Ibárruri.
Echano.

VILLAS Y CIUDAD

Bermeo.
Bilbao.
Durango.
Orduña (Ciudad).
Lequeitio.
Guernica.
Balmaseda.
Plencia.
Portugalete.
Marquina.
Ondárroa.
Ermua.
Elorrio.
Villaro.
Munguía.
Larrabezúa.
Miravalles.
Guerricaiz.
Rigoitia.
Ochandiano.
Lanestosa.

ENCARTACIONES

Gueñes (Concejo).
Trucios (Valle).
Galdámes (Concejo.)
Zalla          (    id.      )
Sopuerta   (    id.      )
Arcentales (Valle.)
Gordejuela (  id. )
Carranza     (  id. )
Santurce.
Sestao.
San Salvador del Valle.
San Pedro de Abanto
Santa Juliana de id.
San Julian de Muzquez.
San Roman de Ciérvana.

Tres concejos.


Cuatro Concejos.
MERINDAD DE DURANGO

ANTEIGLESIAS

Abadiano.
Apatamonasterio.
Arrázola.
Axpé.
Garay.
Mallávia.
Mañáría.
Yúrreta.
Zaldívar ó Záldua.
Bérriz.
Yzurza.

MERINDAD DE URIBE


El valle de su nombre.

Como se desprende de la anterior relacion, las Anteiglesias forman la mayor parte del territorio bizcaino, constituyendo lo que se llama tierra infanzona ó llana, no porque sea así, puesto que todas están situadas en terreno montuoso, sino por constituir, como más antiguas que las Villas, el núcleo foral del Señorío. Tomaron el nombre de Anteiglesias, de las costumbre de congregarse sus vecinos en los pórticos ó átrios de las Iglesias para deliberar sobre los asuntos del comun: tambien se las llamaba Repúblicas, y realmente lo fueron por su organizacion municipal y porque cada una de ellas era independiente en su administracion, si bien confederada con las demás del Señorío para la defensa de los intereses generales, pero sin abdicar de los suyos peculiares, que resolvía por sí y ante sí.

Conocido ya el Señorío en su parte física, podemos estudiar su fisonomía moral, objeto de este desaliñado trabajo.





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Sursum corda! 2004
El Señorío de Bizcaya. Primera parte


CAPÍTULO II

Religion.

UN gran escritor español decia, no hace aun muchos años, que al compás que disminuye la fé se disminuyen las verdades en el mundo; y que la Sociedad que vuelve la espalda á Dios, vé ennegrecerse de súbito, con aterradora oscuridad, todos sus horizontes; añade que por eso la religion ha sido considerada en todos tiempos como el fundamento indestructible de las Sociedades humanas.

Jenofonte escribió: las ciudades y Naciones más piadosas, han sido siempre las más duraderas y más sabias. ¡Qué verdad encierran estas palabras! Roma extiende su dominio por todo el Orbe, invocando la proteccion de sus Dioses, y si fue el pueblo más grande, lo debió á ser el más religioso: apenas decaen sus sentimientos, prostituyéndose sus costumbres y re- [pag 18] lajando sus creencias, la República muere sucediéndola un Imperio degradado, en medio de una sociedad corrompida, que mira impasible como aquel colosal poderío se deshace en mil y mil girones.

Cuantos gobiernos y legislaciones se han creado apoyándose en la negacion de la idea religiosa, en el descreimiento ó el ateismo, han caido estrepitosamente apenas nacieron, sin dejar tras de sí mas que despojos informes, triste recuerdo de un objeto mas disforme aún. Les faltaba una base, un punto de apoyo en que sostenerse, un centro comun del que irradiaran todos los accidentes, convergiendo á un solo fin las diversas fuerzas que lo constituian, y se spultaron en le abismo al más ténue soplo de contrario viento.

Es una verdad demostrada que ningun pueblo puede subsistir sin religion, porque sin vínculos morales, sin la idea de otra vida superior á la terrestre, la sociedad, presa de sus pasiones, de sus ódios y de sus vicios, perece en medio de la más espantosa anarquia. La Religion es el valladar que se opone á los apetitos del hombre; por eso, el pueblo más moral, más sensato y mejor constituido, es el pueblo que más fielmente observa los preceptos religiosos, y, digámoslo en justo elogio del Bascongado, pocos pueblos en la tierra han visto confirmada esta verdad más plenamente que la region Euskara.

Comprendiendo el pueblo bascongado que en la práctica de las virtudes estriba la energia moral, dócil por naturaleza al principio de autoridad, escuchó siempre con agrado las enseñanazas religiosas, penetrado de que quien cumple con sus deberes en la esfera moral, tiene mucho adeñantado para hacer respetar sus derechos en el mundo.

Consignemos, pues, que el Bascongado es profunda y sinceramente religioso por conviccion, y que entre sus grandes cualidades resalta esta como la primera y más principal.

¿Qué religion observaron los Bascos en las primeras edades de su existencia como nacion? Si hemos de creer la tradicion de que Tubal pobló estas montañas, y en todo caso que, sino Tubal, fue alguno de sus descendientes, no hay razon alguna para oponer á la halagüeña creencia de que enseñó á sus primitivos pobladores las leyes y los preceptos divinos, que los venerables Patriarcas practi- [pag 19] caban como emanados del mismo Dios. Es decir, que admitida esta tradicion, habrá de convenirse en que los Euskaros practicaron y adoraron siempre la Religion verdadera, porque los preceptos de los Patriarcas, sus doctrinas, su reconocimiento de un solo Dios verdadero, Criador de Cielos y tierra, constituia en aquellos tiempos la unica Religion verdadera.

Para nosotros, aun prescindiendo del testimonio de los autores, esta version debe aceptarse sin vacilar, porque siendo indudable que la poblacion de Cantabria se realizó muchos siglos antes de los tiempos históricos, y habiéndose aislado los euskaros de todas las otras razas que poblaron la España y no dejándose dominar de las Naciones que ocuparon la Península, no cabe ni la duda siquiera de que debieron conservar pura y sin mezcla la Religion de sus primemeros Padres. Ahora bien: la idolatría y todas las falsas religiones surgieron en el mundo mucho despues de la dispersion de los descendientes de Noé: si, pues, los euskaros se conservaron sin relaciones con los pueblos vecinos, si vivieron aislados, ¿pudieron observar otra Religion que la única verdadera que aprendieron de los inmediatos sucesores de los Patriarcas?

Refractario por temperamente el pueblo bascongado á toda novedad, y más aun en el terreno religioso, ¿es creible aceptaran y acogieran las patrañas de la idolatría, cuando profesaban una doctrina tan sencilla, tan ajustada á sus creencias y tan en armonía con su vida retraida y modesta?

Reflexiones son estas que inducen á sentar como un hecho cierto que instruido el pueblo bascongado en los preceptos religiosos de las primeras edades del mundo, practicándolos con la fé y la conviccion que le distinguen, no los abandonó hasta la venida del Cristianismo, en el que halló, no solo la confirmacion plenísima de todas las verdades que conocia, sino la redencion de la humanidad, ofrecida por Dios á los primeros hombres.

Garibay en su Compendio historial, el P. Cortés Osorio y otros varios autores, afirman este hecho, y el P. Puente en su Conveniencia de las dos monarquias, agrega que Tubal instruyó á sus descendientes en la noticia de un Dios, dándoles ceremonias religiosas para honrarle con la debida reverencia, etc. Pruebas claras existen, [pag 20] además, de que así debió ser. El hecho, ya por nadie negado, de que niguna de las razas que sojuzgaron á España lograron penetrar en las escabrosidades de Cantabria, pues ni los Celtas, Fenicios, Caldeos, Griegos, Cartagineses y Romanos, que sucesivamente fueron invadiendo la Península, dominaron estas montañas, ¿no indica que esas Naciones no pudieron introducir en Cantabria su religion, cuando no alcanzaron á llevar sus armas?

Ese nombre bellísimo de Jaungoicoa, Señor de arriba, con que los euskaros adoraban al Dios único que reconocian, ¿no es el Dios de Abrahan, el que Isaias llama Dios escondido, Lucano Dios incierto, y el mismo que predica San Pablo en Atenas ante aquella inscripcion al Dios no conocido? Iturriza, de quien tomamos esta idea, la afirma, apoyado en la opinion de otros autores.

El hecho de tener en gran veneracion el signo del Lauburu, cuatro cabezas ó extremidades, que es la figura de la Cruz, ¿no es indicio de que conservaban la tradicion de la enseñanaza de Tubal, quien la aprendio de Noé y de su Madre la Sibila Heretria, del misterio de nuestra redencion en la Cruz? ¿Cómo se explica de otro modo la alegria con que sufrian la muerte en la Cruz, segun dice Estrabon?

Dígase lo que se quiera, lo positivo es que los Euskaros no adoraron á los falsos Dioses, es decir, no conocieron los llamados Dioses de la Mitología pagana y veneraron á un solo Dios, á su Jaungoicoa, y si esto no era una especie de profecía, habrá de concederse, cuando menos, que constituye una excelente preparacion para admitir las verdades del Evangelio, en cuanto les fueran reveladas.

Y así sucedió en efecto: Apenas terminada la colosal guerra que sostuvieron contra César y en plena tranquilidad los Euskaros, escucharon las predicaciones de Santiago el Mayor, San Pablo, San Saturnino y San Fermin, según lo dicen el P. Henao y Garibay, y desde luego acogieron la nueva doctrina, ingresando sin vacilar en la grey católica. ¿Y cómo no, si era la buena nueva que esperaban siglos hacía? ¿Cómo rechazar una religion de paz y de caridad, cuyos principios se amoldaban á los que ellos profesaron siempre, y que empezaba por hablarles de su Jaungoicoa, como Señor de [pag 21] Cielo y tierra, muerto en una Cruz por redimir á la humanidad, á ellos que acataban y veneraban su Lauburu, como signo de redencion? Cantabria fué, pues, cristiana, casi desde que la luz del nuevo Evangelio iluminó al mundo, y lo fué con la decision, constancia y fé que distingue á este pueblo, penetrado de que el catolicismo es el áncora de su salvacion.

Y tan intensa fué la conviccion con que abrazaron el Cristianismo, que los euskaros pueden decir son los únicos que no han prevaricado, que jamás han faltado á su Religion sacrosanta, única que han profesado y profesan.

Invaden los Godos la España y se apoderan de ella, luchando por arrojar de la Península á los Romanos; no conquistan la Cantabria, pero desean su amistad y su alianza. Empero los Godos han aceptado la heregía de Arrio, y los euskaros, que aprecian ante todo y sobre todo su amada fé religiosa. rehuyen todo trato con los Godos, manteniéndose fieles á su amistad con Roma. Llega el Concilio 3.º de Toledo; los Godos confiesan su fé católica, abjurando sus errores: se ordena que en todos los dominios de la Monarquía se observe y guarde la Religion verdadera, y los Cántabros les tienden su mano amiga, uniéndose con estrechos lazos á los Godos, en 626, durante el reinado de Flavio Suintila, cuyas virtudes contribuyen mucho á este gran resultado.

La irrupcion Sarracena cambia de raíz el estado social de la Península, pero no consigue subyugar á los Euskaros, que resisten valerosamente la invasion, luchando por su Dios y su libertad, y ayudando á Pelayo y sus heróicos compañeros en la gloriosa empresa de la reconquista. Los Mahometanos no ponen sus plantas en el solar bascongado y mucho menos imponen su bastarda religion á los euskaros, que conservan la pureza de su fé, mereciendo que en la Crónica del Rey D. Alfonso se diga de ellos: estos quísolos Dios guardar para lumbre de la cristiandad, e de los sus siervos que no se amatase del todo en España.

No basta ciertamente que un País profese la verdadera religion, sino que debe procurar conservarla con toda su pureza, alejando hasta el temor de que se pervierta la fé de sus habitantes. Mas claro; no es suficiente ser católico, sino se procura por el esplendor de la [pag 22] Religion y porque no se perviertan las ideas por el roce con quienes profesen otras doctrinas. La idea religiosa debe conservarse pura en el corazon del pueblo, y si para ello precisa dictar leyes especiales, no debe vacilarse en adoptarlas.

Los Bizcainos habían sacado á salvo su Religion de los embates de la fuerza; vencida ésta, entran en una faz muy diversa; deben luchar en el terreno de la legislacion y de la política, pero no ceden de su derecho y se aprestan decididos á mantener la unidad religiosa, prenda la más querida de este noble pueblo.

Los Bascongados conservan la pureza de su religion, precaviéndose de admitir forasteros en su territorio, y aunque esta costumbre inmemorial, ley respetable siempre en este solar, no podia ser alterada sino por el voto del pueblo; no obstante, los descendiente de los judios y mahometanos, recientemente convertidos, pretendieron quebrantarla, alegando en su favor la Ley VI, tit. 24, Partida 7.ª, que hablando de ellos, dice: E que pueda haber todos los oficios, é las honras, que han todos los otros cristianos, y la III, tit. 3.º, libro 8.º de la Recompilacion, promulgada en 1501 por los Reyes Católicos, y la I, tit. 9, lib. 7.º de la Recompilacion publicada en 1480, que prevenia que cada uno pudiese pasar libremente á vivir de unos lugares á otros. Mas el Señorío, con el tesón de sus antiguos pobladores, sostuvo sus derechos; hizo ver la notable injuria que recibiria con la observancia de esas leyes, el peligro que corria la fé católica, pues la experiencia acreditaba que los recien convertidos no eran constantes en la fé; y con tanto y tanto empeño gestionaron, tal afan mostraron en su resolucion, tal energía desplegaron, que la Reina D.ª Juana, por Real Cédula de 8 de Setiembre de 1511, ordenó mantener al Señorío en su antigua costumbre de no admitir en sus tierras gente extraña si sospechosa; título nobilísimo que Bizcaya agregó á los muchos servicios que lleva prestados á la fé religiosa, el timbre más glorioso y característico del libre pueblo bascongado, que en su Dios y en sus Fueros encierra todo el misterio de la grandeza de su constitucion y vida social.

Temerosos los bizcainos de que la provision de D.ª Juana se alterara algun dia, y queriendo fuera eternamente inviolable, esta- [pag 23] blecieron y recopilaron en el Fuero, al tiempo de su reforma en 1526, tres Leyes, de las que copiaremos dos, pues la siguiente redúcese á trascribir la Provision Real de D.ª Juana. La Ley XIII del Tit. 1.º, dice así:

En Vizcaya no se avecinden los que fueren del linaje de judios et moros et como los que venieren han de dar informacion de su Linaje.

«Otrosi, dijeron: Que por quanto todos los dichos vizcainos son Hombres Hijos Dalgo y de Noble Linaje et limpia Sangre, et tenian de sus Altezas Merced y Provission Real, sobre, y en razon, que los nuevamente convertidos, de Judios, é Moros, ni Decendientes, ni de su Linaje, no puedan vivir ni morar en Vizcaya, la qual dicha Provission Real esta en este Fuero. Porque algunos pueden venir de Reinos y Señorios, assi de Portugal, como de otras partes remotas ó destos mismos Reinos de Castilla; é no siendo conocidos ni haviendo noticia de su Linaje y Genealogia se podria cometer fraude contra la dicha Merced et Provission: é por evitar el dicho fraude dixeron: Que querian haber por Ley é Fuero que qualquier que assi viniere á morar y á avenzindar á Vizcaya, tierra llana é Villas y Ciudad y Encartaciones é Durango, sea tenudo de dar Informacion bastante al Corregidor y Veedor del dicho Condado ó á su Teniente, juntamente con los dos Diputados de este Condado, de su Linaje y Genealogia: Por la qual parezca é se averigue ser de limpia Sangre, y no de Judios, ni Moros ni de su Linaje, la qual dicha Informaccion dé, y preste dentro de sesenta dias, despues que ansi entrare en Vizcaya á ser vezino de ella; sopena que no la dando y prestando, que si perseverare en la dicha vecindad, viviendo en Vizcaya, de mas de los seis meses contenidos en la dicha Merced y Provission, caya é incurra en las penas de ella.»

«Otrosi dixeron: que ordenaban é ordenaron y establecian por Ley é Fuero, que la dicha Provission Real de suso contenida, por ser, como es, muy necessaria al Servicio de Dios y de sus Magestades, e á la equi- [pag 23] dad, é sosiego de las conciencias de los Vecinos et Moradores del dicho Condado, que sea guardada en todo, é por todo. Y si por ventura, alguno, ó algunos de los tales nuevamente Convertidos, ó sus hijos, ó nietos negociarian de haber alguna Cédula, ó Merced de sus Magestades, para que estén, y vivan en el dicho Condado, sin embargo de la dicha Provission Real: y esto será desservicio de Dios, y de sus Magestades, é gran perjuicio et daño de los vecinos de Vizcaya. Por ende, que por obviar lo suso dicho, ordenaban y ordenaron, y establecian por Ley; que si alguno de los susodichos tales Cédulas, ó Provissiones tienen ganadas, ó ganaren, é mostraren; QUE SEA OBEDECIDA, Y NO CUMPLIDA, é sin embargo de lo tal, se guarde é cumpla la sobredicha Provission. Y que el Sindico del Condado á costa del dicho Condado siga la Suplicacion de la tal Cédula, y haga todos los actos necesarios para ello: é al dicho Sindico, ó sindicos, que son, ó fueren, les daban, é dieron especial cargo, é poder, para que con mucha diligencia soliciten, é procuren la guarda, y conservacion de la dicha Provission, é ordenacion.» (Ley XV, tit. 1.º)

No bastaba á los bizcainos establecer la unidad religiosa con mandatos categóricos y expresivos, que aunque sencillos en la frase, son gradilocuentes y sublimes por el espíritu que los preside y la intencion que los guia; querian más, mucho más; deseaban asegurar para los tiempos venideros esa unidad, garantía de su libertad; esa unidad por la que tanto habian sufrido, querian que nunca pudiera romperse, que jamás se alterara, y para lograrlo ordenan, por al Ley XV, ya copiada, que por ser la Provision Real de D.ª Juana, muy necesaria al servicio de Dios, y á la equidad y sosiego de las conciencias de los vecinos y moradores de Bizcaya, si alguno ganare provision en contrario, fuese obedecida y no cumplida, y que el Síndico del Señorío, á costa del comun, siga la suplicacion, y haga todos los actos necesarios para la observancia de dicha Real Cédula.

Bizcaya tiene como Patrona celestial á la Santísima Vírgen, en [pag 24] el misterio de su Inmaculada Concepcion, y como Compatrono al insigne San Ignacio de Loyola, á ese Soldado esclarecido de las milicias de Dios, fundador de la compañía de Jesús, una de las más celosas é ilustres órdenes religiosas.

Un detalle que pone de relieve los sentimientos religiosos del pueblo bizcaino. No contento con celebrar todos los años fiestas solemnes en obsequio á la Vírgen María; ni con que sus Diputaciones generales tomen posesion y juren el cargo el dia de San Ignacio, en la funcion que le dedica el Señorío, como tributo de veneracion, por acuerdo de la Junta general del 17 de mayo de 1690, empezado á cumplirse en 31 de Julio de 1696, despues de obtenida la Real confirmacion de la Ordenanza de la Junta general; no satisfecho con prestar el juramento de defender el misterio de la Concepcion, hasta que por la declaracion dogmática de 1854, se declaró innecesario, las sesiones de sus Juntas generales daban comienzo celebrándose diariamente en el altar de la Purísima, colocado en el Salon de Juntas, el Santo Sacrificio de la Misa, para invocar la luz del Espíritu Santo en sus deliberaciones.

Es la prueba más elocuente de la religiosidad de Bizcaya y de cómo ha logrado conservar su fé, limpia de toda infeccion.

El pueblo bizcaino se deja, pues, guiar por las verdades de la Religion. Católico por excelencia, es el pueblo fiel y celoso por la gloria de Dios y propagacion del Evangelio. La Religion ha penetrado profundamente en su vida pública y privada, el espíritu católico anima á sus legisladores, como á sus habitantes, desde el recinto augusto de la Antigua de Guernica, hasta la última casería; es, en una palabra, el pueblo que tiene al Señor por su Dios.











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Sursum corda! 2004